José Stalin, Salvador Dalí, Adolf Hitler, Friedrich Nietzsche, Charles Chaplin, Albert Einstein, Charly Garcia... Estos son algunos de los personajes que, en cuanto a lo que se refiere a la estética, coinciden en algo: la utilización del bigote como un rasgo inseparable de sus personalidades.
No con tanta trascendencia, pero con bastante carácter, hay un bigote muy particular que ayer cumplió sus 22 años. Y en el Ministerio del Interior, hubo festejo.
Es que, desde que nació su su primer y único hijo, Facundo, Aníbal Fernández emprolijó su rostro y se afeitó el bigote. Desde ese momento, nunca más se lo vio a cara limpia.
Todas las mañanas, el coqueto ministro se mira frente al espejo y cuida meticulosamente el pelo que le crece entre la nariz y los labios, todo un rasgo de su idiosincrasia.
A sus 49 años de edad, Aníbal tiene una prolífica carrera política. El bigote siempre lo acompaño como un rasgo inseparable a su forma de ser. En su paso por la municipalidad de Quilmes, por la cámara de senadores bonaerenses, y por los gabinetes de Carlos Ruckauf en la provincia y de Eduardo Duhalde en la Nación, siempre lució su tupido mostacho.
El que jura y blasfema. El término mostacho deriva del griego y significa labio superior. Aunque la mayoría de los idiomas utilizan un término parecido, en castellano se usa bigote, que es sinónimo de "el que jura y blasfema".
Los estudiosos del idioma, tienen dos teorías respecto al significado de la palabra. Una posibilidad es que cuando en la Edad media los normandos invadieron a varios países de Europa juraban “ Bi got” (por Dios). Ésta es la expresión precursora de la actual inglesa “by Good”.
Otros indican que llegó al español bajo el imperio de Carlos I (y V de Alemania) con el importante contingente germánico que en esa época entró en el reino de Castilla. En 1495, la palabra «bigote» figuraba ya en el Diccionario latino-castellano de Nebrija.
Ya sea “por dios” o “el que jura y blasfema”, queda claro que hay varios motivos para asociar el término a las características personales del prolífico e intempestivo ministro del Interior, una de las principales espadas kirchneristas, que ahora apunta a remplazar a Felipe Solá al mando de la gobernación bonaerense. .