Los críticos de televisión sostienen que Marcelo Tinelli es Tinelli porque tiene la capacidad de hacer brillar a figuras que sin él a su lado nadie registraría. Su poder reside en transformar a actores de reparto en primas donas, durante un tiempo. Kirchner, en varios aspectos, se le parece. En su caso ilumina más con la aversión, revistiendo de carácter presidencial a aquel que aborrece. Cobos es el mejor ejemplo de cómo la fuerza (auto) arrolladora de Kirchner transformó a un hombre cuya particularidad más destacada ha sido la moderación, en un héroe de la democracia.
Hace dos años un amigo me dijo: "El mejor promotor de Perfil se llama Nëstor Kirchner, no podría el diario haber ocupado un espacio destacado en tan poco tiempo si no fuera por lo mucho que él ha hecho por destruirlo". Por entonces yo todavía me sorprendía cuando algún político utilizaba el extenso reportaje que publicamos los domingos en Perfil no como un mensaje a los lectores y al público en general sino como un metamensaje a Kirchner. Si hablar con Perfil era pecado mortal en la religión kirchnerista, prestarse a esa entrevista implicaba una afrenta al jefe de esa iglesia y un signo inequívoco de rebeldía que merecía el destierro del paraíso oficial...
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