POLITICA

El comienzo de los escraches: de los derechos humanos al vale todo

En sus inicios fue una medida para repudiar a represores de la dictadura y terminaron agrediento a periodistas.

Los afiches aparecieron pegados en el centro porteño y también en provincia.
| Cedoc

Los escraches no son un invento reciente en la historia argentina. Comenzaron a mediados de la década del '90, cuando las organizaciones de derechos humanos (en particular HIJOS) manifestaba frente a las casas de represores de la última dictadura, ante la indignación por los indultos firmados por el ex presidente Carlos Menem. En ese entonces, los manifestantes realizaban cánticos y pintadas para anunciar a los vecinos que vivían junto a un genocida, pero sin agredir al acusado directamente.

Los escraches se volvieron masivos en 2001, de la mano del "que se vayan todos". Los manifestantes que se volcaron a la calle en diciembre de ese año, repudiaron a funcionarios de la Alianza, como Domingo Felipe Cavallo, y de gobiernos anteriores, como Roberto Alemann. Tras la llegada de Eduardo Duhalde a la presidencia, la medida fue cayendo en desuso.

Sin embargo, con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, el escrache resurgió, tanto para atacar al oficialismo como a la oposición. En los días del conflicto con el campo, varios funcionarios kirchneristas fueron agredidos en localidades del interior del país, como el diputado Agustín Rossi, escrachado en 2008 y 2009.

A partir de allí, no hubo figura pública que estuviera exenta de ser escrachada. Manifestantes de distintos sectores agredieron, sin solución de continuidad, a Eduardo Duhalde, la conductora Mirtha Legrand, el senador radical Gerardo Morales (atacado por la agrupación Tupac Amaru, de la dirigente oficialista Milagros Sala), el ex secretario de Transporte -sospechado de corrupción- Ricardo Jaime, y hasta a la jueza María José Sarmiento.

Con el debate y la aprobación de la Ley de Medios, comenzaron las agresiones hacia los medios. El gremio de camioneros que lidera Hugo Moyano bloqueó en varias ocasiones la distribución de diarios como Perfil, Clarín y La Nación. Las oficinas de Clarín, además, fueron atacadas durante las marchas por el último 24 de marzo.

Por último, manifestantes kirchneristas pasaron directamente a escrachar a los periodistas, por considerarlos "motor de la oposición" y "destituyentes". El conductor Fernando Bravo fue agredido durante una marcha a favor de la Ley de Medios, al mismo tiempo que un cronista de Perfil.com recibió amenazas de un custodio del diputado oficialista Carlos Kunkel.

Al día siguiente, aparecieron afiches que acusaban a periodistas del Grupo Clarín, con la leyenda "¿Se puede ser 'periodistas independientes' y servir a la dueña de un multimedio acusada de apropiación de hijos de desaparecidos?".

Por último, durante la feria del libro, fue agredido el periodista Gustavo Noriega mientras presentaba su libro sobre el INDEC, mientras que manifestantes de izquierda repudiaron a la médica cubana Hilda Molina.