“La ineficiencia y la corrupción administrativa nos cuesta 500 millones de pesos por ejercicio fiscal.” La frase no pertenece a un acérrimo opositor que hace campaña acusando supuestos delitos de un gobierno, sino que es parte de un documento oficial que Jorge Capitanich les mandó a sus funcionarios a fines del año pasado. Allí, el entonces gobernador del Chaco analizaba cruda y críticamente el funcionamiento de su administración.
El texto permite una doble interpretación: muestra a un mandatario que cinco años después de haber asumido el cargo reconoce falencias en su gestión e incluso asegura haber “fracasado estrepitosamente” en determinadas áreas, y a la vez pinta de cuerpo entero la personalidad del flamante jefe de Gabinete, implacable hasta con su propio equipo de trabajo.
Capitanich escribió el documento a fines de diciembre para ser trabajado en reuniones de gabinete durante los primeros días del año, y así definir los proyectos de cara a 2013. En febrero lo hizo público el diputado provincial Oscar Martínez, de Libres del Sur, un ex aliado. Tiempo después, el gobernador no sólo no desmintió la veracidad de la información sino que dijo que permitió que se difundiera porque estaba “jugando con la oposición”.
“Hace un mes lo están analizando y no saben qué hacer con él”, se mofó. Sectores de la oposición hicieron presentaciones ante la Fiscalía de Investigaciones Administrativas y ante la Justicia para que se investigaran los delitos denunciados.
“Obtuvimos resultados satisfactorios en materia sanitaria”, describe el chaqueño, pero habla de un “serio problema de organización” y reconoce que “los servicios no funcionan correctamente”. Y señala cuál es el modus operandi: “Se derivan las prestaciones al sector privado para incrementar las facturaciones de servicios conexos”. Capitanich hace hincapié en la necesidad de incorporar un diseño informático en la red sanitaria: “No tenerlo ex profeso constituye una manifiesta intencionalidad para cometer actos ilícitos o discrecionales”.
Respecto de la educación, también es categórico. “Hemos avanzado en la inclusión social educativa con útiles escolares, netbooks, conjuntos escolares, edificios, muebles, elementos, pero nos falta calidad y equidad”. También es duro al analizar el rendimiento de las empresas públicas, sobre todo la de energía. “Invertimos 3 mil millones de pesos y tenemos los mismos problemas. Hay incompetencia y descontrol”, sentencia. Y defenestra a los funcionarios de las empresas: “Me siento defraudado y profundamente dolido por haber confiado en ustedes”.
En materia de seguridad, Capitanich asume que falta “mucho” y reconoce un déficit para “combatir el narcotráfico”. Como jefe de Gabinete difícil que logre cambiarlo. El viernes aseguró que la competencia en materia de seguridad era responsabilidad de las provincias.