Lilita fue la que volvió a dejar en evidencia que la relación entre ellos está en crisis. En una entrevista con el canal de noticias TN, ninguneó al radical y dijo que no iba a permitir que vuelva a interceder en su relación con Macri. El problema es que los dos buscan tallar en las decisiones presidenciales, pero por caminos separados. Sanz participa casi todas las semanas de las reuniones de mesa chica en Casa Rosada. Carrió, en cambio, mantiene habituales comunicaciones telefónicas, y encuentros más esporádicos.
“Lilita expresa lo mismo que están opinando muchos radicales sobre Ernesto”, comentan quienes tienen relación fluída con Carrió. Hace referencias a críticas que le hacen distintos sectores del radicalismo a Sanz, por no bregar por una mayor incidencia del radicalismo en las decisiones de Gobierno.
Desde el entorno de Sanz aseguran que no va a involucrarse en una nueva novela con Carrió. “Ya sabemos cómo es ella”, se limitan a responder. El mendocino viene de atajar otro pelotazo en contra, cuando Ibar Pérez Corradi lo acusó de haber cobrado una coima para destituir a un juez. Ni Carrió ni los principales dirigentes del Gobierno salieron a respaldarlo en los medios. El tema igual no terminó de explotar por las oscuras características del denunciante.
Respecto a las críticas de los radicales, en el entorno de Sanz las minimizan. Sostienen que aquellos que se quejan por la falta de cargos en el Gobierno es porque los ansían. Y que los que se quejan porque el partido no es consultado para tomar decisiones es porque ellos no son consultados. Lo ven como un capítulo más de la eterna historia de internismos del centenario partido.
Desde el lado de Carrió reconocen que la mesa de coordinación de Cambiemos está funcionando mejor, pero aclaran: “De todas formas hay cosas que nos seguimos enterando por los medios”.
La relación entre Carrió y Sanz nunca fue extremadamente afectuosa, sino más bien pragmática. Cuando todavía existía UNEN, los dos coincidían en el análisis de que era necesario sumar a Macri al armado. Y trabajaron en ese sentido. Por eso, desde sus entornos ahora nadie se sorprende por el divorcio.
“Carrió está discutiendo política, y siempre disparó contra alguien cuando quiso discutir política”, analizan sus exégetas para entender porqué el encono con Sanz. En otras palabras, busca ser escuchada, pero sabe que no puede atacar directamente a Macri.
La historia de matrimonios políticos de Carrió ya es larga. Desde Alfredo Bravo en 2001 y Gustavo Gutiérrez en 2003, hasta Pino Solanas en 2013 y Sanz y Macri en 2015. Ahora ya está empezando un nuevo coqueteo dentro del Gobierno de Macri. Se trata de Mario Quintana, vice jefe de Gabinete, a quien ya le dedicó elogios públicos. Lo ve como alguien “ejecutivo”.