La Unión Cívica Radical y las fuerzas que conforman el Frente Amplio Progresista (FAP) alcanzaron acuerdos por lo menos en una decena de distritos de todo el país, con el objetivo de reeditar el resultado de 2009 y buscar empardar al kirchnerismo en la cantidad de votos a nivel nacional. El problema, sin embargo, es que en varias provincias las fuerzas del FAP quedaron divididas por lo que la suma no será tan fácil.
En Capital, Santa Fe y Buenos Aires es donde se conformaron los acuerdos más amplios, que incluyen al radicalismo, el socialismo, GEN, Libres del Sur y también la Coalición Cívica-ARI. También hubo cierres del radicalismo con el Socialismo en Catamarca, Corrientes (en las dos está también el PRO), Chaco, La Pampa, La Rioja, Salta y Tucuman. En Mendoza y San Luis, en tanto, la UCR alcanzó acuerdos solamente con Libres del Sur, mientras que los otros socios del FAP van separados. En la primera, el socialismo terminó cerrando con la CC-ARI, alianza que también se reedita en Río Negro. En Neuquén, la UCR cerró con la fuerza de Carrió y también con la de Mauricio Macri.
Así, todo este espacio buscará quedar posicionado como la segunda fuerza a nivel nacional, situación que se dio en 2009, cuando el peronismo disidente ganó en la provincia de Buenos Aires pero el Acuerdo Cívico y Social empató con el oficialismo a nivel nacional. La diferencia, sin embargo, es que hace cuatro años el acuerdo se cerró a nivel nacional y se intentó reeditar en la mayoría de los distritos. Esta vez, se dejó librado a las decisiones locales.
De los grandes distritos, de todas formas, sólo en Santa Fe el espacio tiene serias chances de ganar. En Capital la nueva alianza busca sorprender al macrismo y en provincia de Buenos Aires intentará no quedar relegado por la interna peronista. En Córdoba y Mendoza, es el radicalismo sólo el que pelea. En este esquema, no son pocos los que ya están especulando con que el radicalismo y el FAP confluyan a nivel nacional en 2015, con Julio Cobos, Ricardo Alfonsín o Ernesto Sanz, por un lado, y Hermes Binner, por el otro.
