Ricardo Jaime, esposado y protegido por un chaleco antibalas de la Policía Federal, se convirtió ayer en la imagen que el kirchnerismo logró evitar durante los últimos diez años. Sin la protección de operadores judiciales, del paraguas del ex ministro Julio De Vido –hoy diputado nacional– y la ex SIDE, y de la complicidad de Néstor Kirchner, el boomerang judicial golpeó al ex secretario de Transporte más denunciado de la historia.
El juez federal Julián Ercolini tomó la decisión de detener a Jaime durante el fin de semana porque sabía que ayer se encontraría en Córdoba. Lo indagará el lunes por la escandalosa compra de material rodante a España y Portugal que costó al Estado 100 millones de euros. Se trata de los contratos celebrados con las empresas Renfe y FEVE, de España, durante 2005; y con la empresa Caminhos de Ferro Portugueses.
El juez y el fiscal Federico Delgado llegaron a la conclusión de que el negocio que encabezó Jaime junto a su inseparable asesor Manuel Vázquez implicó sobreprecios millonarios. El fiscal Delgado resaltó ayer el trabajo de la Auditoría General de la Nación (AGN), que probó en un informe el descalabro financiero que implicaron los contratos para el Estado, estimado en una sobrefacturación del 58%, y recordó que en esta causa pidió la indagatoria de quien fue jefe directo del secretario de Transporte: el ministro de Planificación, Julio De Vido.
El juez dijo ayer en su resolución: “Los fondos abonados por el material rodante adquirido eran de desproporción exorbitante en relación con su calidad y funcionalidad real”. El 44% de los vagones ni siquiera pudo usarse, y terminaron abandonados. La trocha no estaba diseñada para las vías locales.
Jaime es un hombre difícil de ubicar, ni siquiera los jueces que lo investigan saben dónde vive realmente. Ayer lo buscaron en dos domicilios, en vano. El ex funcionario finalmente se entregó en la delegación cordobesa de Delitos Complejos de la Policía Federal, a la que llegó en taxi luego de enterarse por los medios de que Gendarmería había allanado dos de sus propiedades. Fue trasladado por tierra en un móvil hacia Retiro, donde permanecerá detenido hasta el lunes en una unidad de Gendarmería.
Algunos vecinos de la seccional ubicada en el barrio Nueva Córdoba se manifestaron durante el traslado de Jaime. Lo tildaron de “corrupto”, “chorro” y “ladrón”. El ex funcionario dijo: “Cada vez que la Justicia me ha citado me he presentado, hace siete años que dejé la función pública y siempre estoy a disposición de la Justicia”. Minutos después quedó incomunicado.
El juez Ercolini también ordenó detener al asesor español Manuel Vázquez, procesado como testaferro de Jaime en otra causa e investigado como el vehículo para blanquear las coimas exigidas a las empresas que hacían negocios con el Estado argentino a través de su consultora. Ercolini les prohibió la salida del país al sucesor de Jaime en la Secretaría de Transporte, Juan Pablo Schiavi, a Ricardo Domingo Testuri y a Ignacio Soba Rojo, un jubilado considerado “prestanombre” de Jaime. También serán indagados por el caso.
Jaime está condenado por la tragedia ferroviaria de Once, que se cobró 52 vidas en 2012. Pero a pesar del pedido del fiscal del juicio, el tribunal que lo condenó lo dejó en libertad. Tiene otra condena por intentar robar pruebas durante un allanamiento, debe ir a juicio por enriquecimiento ilícito y está condenado por dádivas por el juez Ercolini.
