El cara a cara de ayer en el Vaticano fue un desahogo para el Gobierno. Si hasta el viernes el macrismo confiaba en romper el clima de tirantez entre Macri y el Papa, la reunión de ayer le dio algunos indicios para ser optimista. La duración de una hora, más el aire relajado de la audiencia privada, en la que Antonia hizo su habitual aporte de distensión y calidez, fueron motivos suficientes para que el Gobierno hiciera un balance favorable. “Lo de febrero quedó atrás”, concluyeron con alivio desde Casa Rosada.
Si bien no hubo declaraciones vaticanas oficiales sobre la cita, la edición argentina de L’Osservatore Romano, el diario que difundió las fotos, la sintetizó así: “Sonrisas entre la familia de @mauriciomacri y un cálido papa Francisco, en una audiencia marcada por la cercanía y la cultura del encuentro”.
En conferencia de prensa posterior, realizada en la embajada argentina en el Vaticano, Macri fue especialmente elogioso con Jorge Bergoglio: “Siempre es positivo encontrarse con él y confirmar que para mí, siempre fue un líder moral”, afirmó.
De entrada, el Papa hizo su aporte para romper el hielo, apenas vio al Presidente: “¿Cómo le fue con la bicicleteada con el cardenal (Mario) Poli?”, consultó. Se refería al paseo en bici por las calles romanas que el viernes había compartido con Poli, el sucesor de Bergoglio en el arzobispado porteño.
Macri llegó al Vaticano en auto a las 10.30 (5.30 de Argentina). Lo acompañaba su familia ensamblada: Juliana Awada, la hija de ambos, Antonia; más Valentina, la hija que su esposa tuvo en un primer matrimonio, y Agustina Macri, de 33 años, la hija mayor del Presidente. Lejos de las suntuosas salas del Vaticano, donde se celebran las audiencias más protocolares (la de ayer no fue oficial), Francisco recibió a Macri en el estudio anexo del aula Paulo VI, cercana a su residencia, la Casa Santa Marta.
Tras la ronda de saludos, el Papa lo invitó a pasar, y se sentaron a cada lado del escritorio de esa habitación sobria. Los detalles sobre lo charlado fueron difundidos exclusivamente por Macri, más de una hora después en la conferencia de prensa. “Quería saber sus opiniones sobre lo que hicimos estos meses”, señaló Macri.
Según relató, los temas centrales fueron dos: pobreza y narcotráfico. “Hablamos de los indicadores de pobreza en la Argentina, una verdad compartida, aceptada ahora con los números del Indec, y que nos convoca a una tarea enorme en la que no tenemos que perder un segundo”, afirmó Macri. Aprovechó así para criticar a la pasada la manipulación kirchnerista de las estadísticas oficiales. “También del narcotráfico”, agregó el Presidente. “Su visión pasa por la cultura del encuentro y la cultura del trabajo que hay que recuperar”, interpretó.
Sobre la posible visita del Papa a la Argentina, Macri respondió que “él sabe que todos lo esperamos. Estoy seguro que cuando él venga será muy importante. El es una persona sabia y sabrá cuándo es el momento indicado”. Fue una forma sutil de referirse a los tironeos que existen sobre la figura y las opiniones papales.
Tras la hora de reunión, Macri le pidió unas palabras de despedida, según su propia versión. “Me miró y me dijo fuerza y adelante”, sostuvo un Macri con fe renovada en el vínculo papal.