El miércoles a las 8, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, sentará a la mesa de reuniones de su despacho –rodeada de pantallas de led con indicadores de la economía– al gobernador Daniel Scioli y a los responsables de la seguridad nacional y provincial, Sergio Berni y Alejandro Granados.
La reunión, formalmente, será para coordinar el repliegue de los gendarmes del Gran Buenos Aires que se sumaron el año pasado como refuerzo del Operativo Centinela en la provincia.
Pero la reunión esconde una decisión política de la cúpula del Gobierno: “Si Scioli quiere ser presidente, tiene que demostrar que puede garantizar la seguridad con la Bonaerense, con sus propios policías”, confirma un funcionario que tiene su despacho en el primer piso de la Casa Rosada.
El objetivo del Gobierno es que entre treinta y sesenta días, los 5 mil efectivos de Gendarmería que patrullan parte de la provincia se replieguen paulatinamente y vuelvan a sus puestos de frontera.
“Scioli mandó a toda la Bonaerense a Cariló y Pinamar en el verano, ahora que se haga cargo del problema de toda la provincia”, amenaza un secretario vinculado a las fuerzas de seguridad nacionales.
Es cierto que los plazos de repliegue de los agentes estaban planificados desde el año pasado, pero la realidad es que el Gobierno podría haber mantenido el statu quo policial en la provincia unos meses más. Sobre todo porque marzo suele ser un mes con altos índices de conflictividad.
El ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro Granado, tratará de negociar en la reunión del miércoles que los gendarmes dilaten el abandono del Conurbano. Berni y Capitanich, todo lo contrario.
Granados escuchó los recientes reclamos de algunos intendentes que aseguran que los efectivos de Nación ya comenzaron a abandonar sus puestos.
Scioli envió a fines de diciembre 5 mil efectivos a la Costa Atlántica por el Operativo Sol. Los uniformados recién habían egresado de las academias de formación. Se supone que a partir de mañana comenzarán paulatinamente a volver a sus puestos fuera de la playa. Además, la Bonaerense promete formar 10 mil agentes para fines de 2014. Mientras tanto, el Gobierno nacional aprovechará para dosificar políticamente el envío de sus gendarmes