Cada vez que sucede un episodio extraño en el partido de San Martín alguien suelta el nombre de Miguel Angel Villalba (54), el narco que quería ser intendente. “Mameluco” fue apuntado como el presunto autor intelectual del ataque incendiario contra el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 3, que en 2014 lo condenó a 23 años de prisión por “comercio agravado de estupefacientes”. El incendio fue acompañado por carteles con amenazas a la gobernadora María Eugenia Vidal. Villalba es uno de los sospechosos que sigue ahora la Justicia.
“Mameluco” es considerado uno de los narcotraficantes más pesados de la zona oeste del Conurbano, con tanto poder que llegó a candidatearse como intendente de San Martín, algo parecido a lo que hizo el capo narco colombiano Pablo Escobar en Medellín, cuando se postuló a senador.
Villalba está preso en la cárcel de Ezeiza, en el mismo módulo que dos de sus hijos y su hermano. Si bien perdió fuerza con la caída de sus familiares más cercanos, nadie duda de su influencia en un territorio que históricamente dominó.
Hace apenas dos meses su hijo Alan Marcial (28), alias “El Pelado”, fue procesado con prisión preventiva, acusado de producir y comercializar drogas. “Fue un golpe duro”, aseguran desde su entorno. La decisión fue adoptada por el juez federal de Lomas de Zamora, Alberto Santa Marina.
Iván Gabriel (25), su otro hijo, está a punto de cumplir cuatro años en la cárcel de Ezeiza: ingresó el 8 de noviembre de 2012. Luis Alberto Villalba (55), hermano de “Mameluco”, está preso desde el 14 de abril y, a diferencia de los otros familiares, está acusado por lavado de activo. Un dato curioso: Iván se encuentra a disposición del mismo tribunal que su padre.
“Es una barbaridad lo que están diciendo. Hace más de dos años que el expediente físico no está en ese tribunal (por el TOCF 3), y además es un mensaje infantil. Mameluco está diezmado hasta en sus visitas penitenciarias, no ganaría ni perdería nada haciendo eso; lo nombran porque es un referente de San Martín”, dice a PERFIL Diego Storto, su abogado.
En la mira. Villalba siente que es víctima de una persecución. Cuando se lo vinculó con el comisario general Pablo Bressi, jefe de la Policía de Buenos Aires, salió con los tapones de punta: “Que dejen de hablar pavadas”, aseguró en un audio que envió a PERFIL. “Jamás estuve con ese Bressi (sic) y jamás hablé con él”, se defendió sobre la acusación que, en su momento, realizó Elisa Carrió.
Para “Mameluco” las acusaciones son parte de una campaña sucia. “Tengo a toda mi familia en cana y todo esto es una mentira, todo un armado para hacer cargos políticos”, dijo entonces.
La relación de Villalba con el negocio de la droga en la zona lleva más de una década. En 2001, su nombre apareció por primera vez cuando lo detuvieron en un peaje de la autopista Ricchieri. Hacía varios meses que lo estaban investigando pero no podían dar con él. Claro, manejaba una 4x4 con credencial de “libre tránsito y estacionamiento” del Ministerio del Interior de la Nación.
En 2004 recibió una de las condenas más altas por narcotráfico de la época: 12 años y medio. Tras recuperar la libertad, lo acusaron de traficar marihuana y en 2014 fue condenado a 23 años de cárcel.