En los últimos meses se respira un aire distinto en el kirchnerismo. El llamado "Efecto Bicentenario", el espíritu del Mundial de Fútbol y la aprobación del matrimonio igualitario mostraron a un oficialismo más relajado y conciliador, lejos del espíritu de crispación y enfrentamiento tan criticado que se vio durante los últimos dos años, en particular durante el conflicto agropecuario.
Este espíritu se vio reflejado en la presentación del movimiento electoral de Alicia Kirchner, un acto en el que Néstor Kirchner defendió su proyecto pero evitó las habituales críticas a la oposición. "Nos van a atacar, a agraviar, nos van a querer llevar al chiquero de la política. No respondan nada, piensen en la Argentina, en un país que necesita nutrirse de ideas", propuso, conciliador, el ex presidente.
El pedido del ex mandatario no es atemporal. En los últimos días recibió ataques desde el macrismo que no respondió. Mauricio Macri lo volvió a señalar como responsable de su procesamiento en la causa de las escuchas pero Kirchner hizo caso omiso y le pidió lo mismo a sus aliados.
¿A qué se debe esta versión "manso y tranquilo" de Néstor Kirchner? "Lo que pasa es que Kirchner se da cuenta de que tiene chances de ganar en 2011, y cuando tenés chances de ganar siempre moderás el discurso", aventuró a Perfil.com Artemio López, de la consultora Equis, quien sostuvo que "a medida que se acerquen las elecciones, se va a pasar más al centro en la moderación, porque tiene que buscar el voto de los sectores medios".
"Todos los candidatos tienen que correrse al centro, pero Kirchner un poco más", afirma Artemio López, uno de los encuestadores preferidos de la Casa Rosada. Además, opinó que el ex presidente mostrará un perfil "menos ideológico" porque "él es pragmático, se tuvo que correr del centro con los conflictos como la 125, pero ese no es su lugar natural, no se siente cómodo ahí. En la medida en que las circunstancias lo posibilitaron, él estuvo en el centro".
Con él coincide Graciela Römer, de Römer y Asociados, quien afirmó que "el ex presidente y actual precandidato evidenció en sus últimas presentaciones que el estilo confrontativo está dando lugar a un estilo más amistoso", lo cual es razonable porque "es lo que se hace en plena campaña, y la campaña del oficialismo ya comenzó". Römer consideró que el kirchnerismo busca "abrir nuevos espacios, generar negociaciones y sumar todo lo sumable" mientras a su vez "sostiene cierto tipo de polarizaciones". "Hay un comportamiento más amable, no solamente de Néstor Kirchner, también de la presidenta y de muchos otros dirigentes del oficialismo", reconoció.
Por el contrario, Doris Capurro, titular de la consultora Management Político dijo que “no ve” el cambio en el discurso del ex presidente: “Sigue siendo un discurso enérgico, no conciliador, con posiciones fuertes”, dijo, pero reconoció que “Kirchner es el único líder político que ya entró de lleno en un discurso electoralista”. Para Capurro, lo que cambió fue la percepción de los ciudadanos sobre el patagónico: “Se le reconoce a Kirchner que, más que salir a confrontar, ‘siempre va al frente’.
“Observamos en la sociedad un cambio en la percepción sobre Néstor Kirchner y su discurso. Antes se le criticaba su modalidad confrontativa. En estos últimos meses los ciudadanos observan una oposición (y hasta una Iglesia) tan crispada como él y con ello, se desvanece la ilusión del paradigma del consenso. Y, frente a opiniones contrapuestas, existe una mayor aprobación a las propuestas del kirchnerismo”, analizó Capurro.
Una opinión similar tiene Rosendo Fraga, director de Nueva Mayoría. “No hay un cambio de discurso en Kirchner, su frase muestra un duro ataque a la oposición”, dijo a Perfil.com. “A lo largo de siete años y dos meses en el poder, Kirchner siempre ha hecho del conflicto su forma de construcción política; pueden cambiar adjetivos, pero no la esencia del discurso”, consideró.
"Hay un cambio de estilo, sin dudas", explicó el consultor Ricardo Rouvier, quien cree que la nueva versión del kirchnerismo apunta a conquistar a la clase media. "Uno de los puntos débiles del oficialismo en 2011 son los sectores medios, que son los que más requieren las cuestiones de estilo, de forma". El cambio de estilo "le puede redituar políticamente" al gobierno: "Siempre hemos visto que ese era un estilo más adecuado a poder revertir situaciones como la del campo o la de la última elección, y ese cambio de estilo ahora se está dando", sostuvo Rouvier
El factor Macri. Los analistas consultados por Perfil.com coincidieron en que al oficialismo no le conviene responder públicamente a las acusaciones del jefe de Gobierno porteño, quien dice que Kirchner está detrás de su procesamiento en la causa por las escuchas. "Lo de Macri es inconsistente, contestar a eso no tiene sentido político, no le reditúa al gobierno, y Macri busca que le contesten", consideró el encuestador "K", Artemio López.
"El gobierno deja que el propio proceso judicial consuma el capital político de Macri", opinó Römer, quien sostuvo que "no es negocio para el kirchnerismo meterse en esa puja". Y agregó: "Para eso lo tiene al pobre papá de Macri" (el empresario Franco Macri quien negó la influencia del gobierno en la causa).
“Macri busca polarizar contra Kirchner, algo que le conviene a cualquier candidato opositor, y el oficialismo prefiere no responderle”, afirmó Fraga. Por el contrario, Capurro consideró que el jefe de gobierno porteño es el mejor adversario del oficialismo y que por ende “no le conviene destruir a Macri”.
“Ningún otro candidato le permite a Kirchner consolidar mejor la idea de campaña de defender los logros de los últimos años y no volver para atrás a la década del '90”, analizó Capurro, y concluyó: “el Gobierno evita convalidar la estrategia de Macri de la victimización, al no responder ni intervenir en este tema”.