Moshen Rabbani, el ex agregado cultural de la embajada de Irán en Buenos Aires, sobre quien pesa un pedido de captura por la causa del atentado contra la AMIA, reapareció ayer para defender la posición de Irán en la crisis de Medio Oriente, negar cualquier responsabilidad en la voladura de la mutual argentina que dejó 85 víctimas fatales y sugerir que el fiscal Alberto Nisman pudo haber sido asesinado. Su entrevista con Radio 10 despertó fuertes reacciones de las autoridades de AMIA, DAIA y la Embajada de Israel en la Argentina.
“Pienso que a Nisman lo mataron para que nadie pueda enterarse de que tenía las manos vacías, porque a él le pagaba mucha gente y ese dinero lo mandaban de Israel”, sostuvo Rabbani. Además afirmó que “no lo dejaron declarar, no dejaron que la gente conociera la realidad; cuando Nisman quiso ir a la Asamblea Nacional argentina (en referencia al Congreso de la Nación), la noche anterior dijeron que había fallecido, que había muerto… ¿Quién lo mató?”.
Aunque el propósito es el mismo –exculpar a Irán de todo nexo con el atentado del 18 de julio de 1994–, Rabbani contradice lo que había declarado el canciller iraní Mohammad Zarif en público y privado: que Nisman “se suicidó” porque fue expuesto “como un fraude y un mentiroso”.
El ex diplomático tiene un pedido de captura en la Argentina y una alerta roja de Interpol activa por “homicidio calificado, doblemente agravado (por haber sido cometido por odio racial o religioso y por ser un medio idóneo para causar un peligro común) en perjuicio de 85 víctimas fatales”, entre otros cargos. Al ser consultado sobre la posibilidad de comparecer ante el juez de la causa, Rabbani dijo: “¿Qué voy a declarar ahora? Esto es una cortina de humo y siguen con las acusaciones porque es un negocio”. Antes, había reivindicado los esfuerzos diplomáticos que llevaron al memorándum con Irán (denunciado por Nisman como una operación de “encubrimiento”). Para el iraní, “el gobierno de Cristina lo quiso resolver y no la dejaron”.
El presidente de la AMIA, Ariel Eichbaum, expresó “dolor e irritación” al referirse a la entrevista de Rabbani. “Es uno de los acusados de cometer el peor atentado terrorista que sufrió la Argentina”, declaró a la Agencia Judía de Noticias, y afirmó que “en vez de dar una entrevista a la distancia, debe presentarse ante la Justicia argentina”. Por su parte, el titular de la DAIA, Jorge Knoblovits, coincidió en que debería “declarar como imputado en la Justicia argentina, no en la radio”.
Knoblovits dijo además que “no le” cree nada a Rabbani porque no se puede dar certeza “de lo que diga un terrorista imputado por la muerte de 85 hermanos”. La embajadora de Israel, Galit Ronen, también se pronunció en el mismo sentido al reclamar que “si el señor Rabbani tiene información para aportar o alguna situación para esclarecer, debería presentarse ante los tribunales argentinos”.
En contraste, el ex abogado de Héctor Timerman y ex encargado de la Unidad AMIA del Ministerio de Justicia, Alejandro Rúa, dijo que “si no hubieran derribado la política de CFK y nuestro querido canciller Timerman sobre el caso AMIA, hoy quizás y gracias al memorándum, en vez del Gato Sylvestre a Rabbani lo hubiera podido interrogar un juez y el caso salía del punto muerto en que está desde 1994”.
Esteche y D’Elía, lazos políticos locales del ‘sheik’ fugitivo
Moshen Rabbani es señalado en la investigación por la voladura de la AMIA como uno de los cerebros del atentado, responsable de una “estación de inteligencia” iraní que habría actuado con la cobertura de la embajada de ese país. También fue sindicado en la instrucción como asistente a la cumbre donde se habría decidido el ataque contra el país.
Cuando ocurrió el atentado, Rabbani tenía el cargo de consejero cultural en la delegación diplomática. El primer registro que consta de su entrada a la Argentina data de 1983, como turista. En la investigación por el atentado se indica que la Secretaría de Inteligencia consignó que su primer contacto con el país fue presentado como un representante del Ministerio de la Carne de Irán pero respondía, en verdad, a la Organización de Propaganda Islámica.
Formado en las escuelas islámicas de Mashad y Qom, principal centro de culto del islam shiita, mayoritario en Irán, Rabbani se radicó en el país en 1984 y tejió vínculos con la comunidad de esa rama del islam en la Argentina, especialmente en el barrio de Floresta, desde donde el “sheik”, como lo llaman sus seguidores, creció en importancia dentro de varias organizaciones comunitarias. En sucesivos escritos, desde la UFI AMIA se lo acusó de haber organizado desde la mezquita At Tauhid la relación con los integrantes del Hezbollah que habrían ejecutado el ataque.
Ya como consejero de la embajada, Rabbani se había convertido en un objetivo de la inteligencia argentina y en la investigación se consignaron registros y testimonios que lo vinculan la búsqueda de una traffic similar a la que se usó el día de la voladura de la AMIA.
En 2006 se pidió su captura internacional como “principal responsable de la logística local del ataque”. El “sheik”, que nunca se presentó a la Justicia, recibió en 2013 a Fernando Esteche y Luis D’Elía. También apareció mencionado en las escuchas a los dirigentes y al integrante de la comunidad shiita Alejandro “Yussuf” Khalil, que utilizó Alberto Nisman para denunciar un plan de encubrimiento.