POLITICA

El "Tigre" Acosta dice que Rodolfo Walsh se suicidó

El represor presentó una carta en el marco del juicio contra oficiales de la ESMA. Qué dijo.

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Los represores Astiz y Pernas lograron que el juez federal Sergio Torres los autorice a ampliar su declaracin por la desaparicin de Rodolfo Walsh. | Cedoc

La muerte del escritor, periodista y militante Rodolfo Walsh vuelve estar en discusión a casi 33 años de haber ocurrido. Durante el juicio contra 18 oficiales que operaron en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) en la última dictadura militar, el represor Jorge "El Tigre" Acosta sostuvo que Walsh "estaba dispuesto a morir sí o sí" al momento de ser secuestrado por un grupo de tareas, y que la víctima "se suicidó".

Walsh, que integraba la organización político-militar Montoneros, pasó el 25 de marzo de 1977 (a un año del golpe militar) repartiendo su "Carta Abierta a la Junta Militar" en distintos buzones de la ciudad de Buenos Aires, para que fuera distribuída. En ese documento, denunciaba los crímenes que se cometían durante la represión ilegal. El escritor luego acudió a una cita de Montoneros en las avenidas San Juan y Entre Ríos, pero el compañero con el que debía encontrarse había delatado la reunión a un Grupo de Tareas de la ESMA.

El grupo de tareas integrado por Acosta se abalanzó sobre Walsh, que intentó defenderse con una pistola calibre 22. Ricardo Coquet, un sobreviviente que testificó ante el juez federal Sergio Torres, relató que uno de los imputados, el ex policía Ernesto "220" Weber, le contó orgulloso: "Lo bajamos a Walsh. El hijo de puta se parapetó detrás de un árbol y se defendía con una 22. Lo cagamos a tiros y no se caía el hijo de puta". El cadáver del escritor fue luego exhibido a los otros secuestrados en la ESMA.

Acosta, ex capitán de la Armada, presentó una carta al Tribunal Oral Federal 5 (TOF5), que lo juzga por presuntas privaciones ilegales de la libertad y tormentos, en la que sostuvo que "Walsh estaba dispuesto a morir, sí o sí, porque llevaba una pistola calibre 22". También argumentó que el escritor llevaba "vestigios de la pastilla de cianuro", lo cual "no dejan duda alguna de su intención de no permitir su detención con vida".

En otro tramo de su carta al TOF5, Acosta denunció lo que consideró como "apología del delito" por una parte del público que asiste al juicio cuando aplaudió, días atrás, en una de las audiencias, en el momento en que el tribunal a través de su secretaría hizo leer la "Carta a las Juntas" de Walsh.

Acosta también reivindicó la represión ilegal al afirmar que "las acciones terroristas" de Montoneros "desataron la Guerra Civil Revolucionaria de los años '70 y en la cual debieron terciar las fuerzas uniformadas para reestablecer la paz". Y defendió el accionar de los grupos de tareas de la ESMA, que acturaron "priorizando la vida, el menor daño posible y la proporcionalidad y racionalidad adecuadas a la guerra civil revolucionaria que los terroristas impusieron e iniciaron".

"Está suficientemente probado que yo he sido el jefe de Inteligencia de la UT 3.3.2 desde enero de 1977 y por ello he participado en la guerra fraticida que no inicié ni definí en su contenido", asumió Acosta.

Los miembros del Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA son juzgados por 85 casos de delitos contra la humanidad -tormentos y privaciones ilegales de la libertad-, entre ellos, los secuestros y desapariciones de la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor de Devicenzi, María Bianco, Esther de Careaga; y las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon.

Por el campo de concentración que funcionó en la ESMA se calcula que pasaron alrededor de 4.500 prisioneros, los cuales en su mayoría terminaron siendo arrojados vivos y dopados al mar desde los "vuelos de la muerte", que hacían los aviones Electra de la aviación naval.

Fuente: DyN