El último negocio que le entregó Juan Pablo Schiavi a TBA fue la concesión del Gran Capitán, el tren que une Federico Lacroze –ahora arranca desde Pilar– y Posadas y que durante ocho años fue administrado por Trenes Especiales Argentinos (TEA).
Lo hizo de manera unilateral, notificando a la empresa de la determinación después de hacerla pública en los medios, con el argumento de que TEA no contaba con la autorización desde hacía seis años y que el servicio ponía en riesgo “la seguridad de los pasajeros”.
El menemismo transfirió en 1994 a las provincias la facultad de administrar los ferrocarriles. Corrientes asumió esa atribución y llamó a una licitación para explotar el Gran Capitán. TEA la ganó en 2003. La concesión vencía en 2025, pero fue interrumpida abruptamente el 16 de diciembre del año pasado.
Fue después de un incidente que se difundió en todos los medios. Una formación del Gran Capitán estuvo varada durante horas en una pequeña localidad de Corrientes con los pasajeros a la deriva el 13 de noviembre.
Según se dijo en esa oportunidad fue por “deficiencias” del material rodante. Schiavi anunció que le sacaba el permiso a TEA y se lo daba a TBA. Eso se consumó el 16 de diciembre, pero la empresa fue informada recién el 21 de ese mes, según la documentación a la que accedió PERFIL.
Hay una denuncia policial radicada el mismo 13 de noviembre, por el jefe de máquinas de TEA, Sergio Romano, que acusa a dos maquinistas de La Fraternidad de haber secuestrado el tren y de haberlo desviado de su curso. “Se bajaron llevándose la palanca de freno y la de inversión de marcha. Se subieron a un vehículo cuatro por cuatro y se fueron”, contó Romano según figura en el acta de la policía de Corrientes.
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