POLITICA
investiga la justicia uruguaya

El vuelo de la avioneta que se cayó en el Río de la Plata, bajo sospecha

Leandro Larriera, el piloto, le confesó a amigos que estaba preocupado por una causa vinculada a unos de los viajes que hizo a Carmelo.

Dudas. El empresario Federico Bonomi (arriba), dueño del avión, le vendió una Ferrari a Fariña y declaró en una causa por lavado.
| Cedoc

Leandro Larriera, el piloto que falleció en el accidente de la avioneta en Uruguay, estaba desde hace semanas inquieto. En un asado que compartió hace poco en un barrio privado le confesó a los comensales que estaba preocupado por las derivaciones de una causa vinculada al lavado de dinero.

La investigación, unida al origen irregular de fondos que podrían estar vinculados al posible lavado de activos, no recaería sobre él, sino sobre una de las tantas personas que llevó en los más de 300 viajes que hizo a Carmelo, Uruguay, un imán para las inversiones argentinas.

La información fue confirmada por diversas fuentes, pero negada por el entorno del piloto. Y contradice las especulaciones que circularon esta semana sobre las vinculaciones del piloto con la causa Ciccone, en que tendría que declarar como testigo por haber realizado al menos un viaje para el vicepresidente Amado Boudou con “bolsos” hacia Colonia. Fuentes judiciales negaron que Larriera esté en la lista de testigos a declarar en la causa.

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Larriera era un piloto audaz, dispuesto a torcer algunos límites en el aire, según tres compañeros de vuelo con los que charló este diario. Colegas a los que todavía les cuesta explicar qué pasó en el viaje fatal de esta semana, que lo frecuentaban en el aeropuerto de San Fernando.

Las especulaciones sobre las causas sobran, desde fallas mecánicas, hasta un error humano, pero nada de eso tiene validez hasta que se conozcan los resultados de las pericias que hará la Comisión Investigadora de Accidentes e Incidentes de Aviación uruguaya, con un plazo máximo de dos años. Deberán periciar cada parte de la nave y analizarla en función de los manuales originales de la fábrica del avión.

Aunque quizás los resultados de las autopsias de los restos de las víctimas ayuden a empezar a entender el origen del destino fatal de la avioneta Beechcraft King Air 200, propiedad del empresario Federico Bonomi.

Bonomi, precisamente, el martes deberá volar hasta Carmelo para prestarle su testimonio a la jueza que entiende en la causa, María Alexandra Facal. Ni él ni los amigos en común con el piloto pueden entender aún qué pasó en el vuelo. La tristeza se mezcla con incertidumbre.

Cuando trascendió la patente de la avioneta –que puede costar unos 2 millones de dólares–,   LV CNT, comenzó también a especularse con que la nave era investigada en el marco de la causa por lavado que involucró a Federico Elaskar y Jorge Leonardo Fariña. Pero fuentes judiciales negaron que esa matrícula se encuentre entre los aviones pesquisados.

La realidad es que Bonomi, en 2011, le vendió su Ferrari 430 negra, valuada en más de US$ 300 a Fariña, que la compraba para usarla en una empresa de alquileres de autos de alta gama que nunca existió.

Bonomi tuvo que declarar en la causa por la operación el año pasado. En las próximas horas terminarán de trasladar los restos de la avioneta. El primer paso para empezar a esclarecer qué paso en el último vuelo de Leandro Larriera.