POLITICA
Crisis y elecciones

Sobran los motivos

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Razones para un resultado:

I . Peronismo unido y agotamiento del modelo “grieta”. Desde 1946, una sola vez el peronismo unido perdió una elección; fue en 1983, en un escenario irrepetible. Sin que medien proscripciones, el peronismo perdió –además de en 1983– en 1999 (con una parte de él nucleada en el Frepaso, que en 1995 había obtenido el 29,9% de los votos), dentro de la Alianza que ganó la presidencia; y en 2015, con Sergio Massa fuera de la estructura partidaria y obteniendo un 21% de los sufragios. La historia indica que el peronismo unificado ha sido derrotado solamente una vez en 12 contiendas presidenciales. En 2019 es la primera experiencia electoral presidencial a la que el PJ concurre unido desde 1989, y obtuvo un 47% de los votos.

La única elección que perdió el peronismo, aquella de 1983, fue ante un electorado que tenía una tasa de desempleo de alrededor del 5% (la mitad de la actual), y el índice de pobreza en el Gran Buenos Aires alcanzaba el 19%. La actual tasa de desempleo alcanza el 10%, y la pobreza en el Gran Buenos Aires afecta a un 37% de la población.

II. Economía. A agosto de 2018, 32 trimestres, de los cuales los últimos ocho (más de la mitad del total de la gestión Macri) marcan una caída trimestre a trimestre. Entre 2018 y 2019, los salarios han perdido entre un 16% y un 20% de poder de compra. La venta de productos lácteos cayó al mínimo en 16 años durante 2019, y el precio del litro de leche se duplicó en 12 meses.

III. Marco político. El Poder Ejecutivo se concentra en una sola persona en la Argentina, pero esa concentración de responsabilidades no implica necesariamente concentración de poder. En un contexto de deterioro económico y exposición en el frente externo, combinado en el plano político con una minoría de gobiernos provinciales y sin mayoría en ninguna de las dos cámaras del Congreso, los manuales marcan que el Gobierno debe aplicar apertura y acuerdos que creen previsibilidad y confianza.

La mesa de acuerdo (gremios, cámaras empresariales, expresiones políticas mayoritarias), que como opción fue desechada a lo largo de tres años, es una necesidad para los próximos cien días. No ya como opción para administrar el poder, sino como única alternativa para proteger el legado político que le ofrece la historia a Cambiemos: ser el primer gobierno democrático no peronista en terminar su mandato en los últimos noventa años.

IV. La grieta. Como modelo político, atraviesa los tres aspectos anteriores fuertemente, como en un círculo vicioso. La grieta como método de hacer política implica invertir en polarizar para ganar elecciones a costa de dinamitar acuerdos de políticas públicas. Esto puede ser útil para ganar algunas elecciones, pero tiene un límite. Si la economía va mal, no hay grieta que salve. Una gestión económica es inviable sin acuerdos políticos.

Si el peronismo queda de uno de los lados, inclina la balanza automáticamente. En la unificación del peronismo, todos los actores tienen responsabilidad: CFK, al saberse un obstáculo y dar un paso al costado (sin darlo); Massa, que regresó al PJ luego de una buena lectura de su electorado y de la profundidad con la que la crisis golpeó al conurbano bonaerense (lectura que el oficialismo parece haber subestimado); y el propio Cambiemos, que buscó sumar peronismo tarde y mal, luego de haber destratado a Massa, Urtubey y Lavagna.

Como aspecto positivo, hacia cualquier lado de la grieta vemos una democracia sana, de coaliciones fuertes, que puede beneficiarse de la alternancia.

Macri pidió que se juzgue su gobierno por la lucha contra la inflación, la pobreza y el unir a los argentinos. Según los resultados de estas PASO, un electorado maduro sigue su pedido al pie de la letra.

 

*Profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral.
**Profesor invitado de la Universidad Austral.