El programa 6-7-8 no sólo se comenta en la Argentina. El diario El País de España dedicó un extenso artículo para hablar del segmento que realiza el kirchnerista Diego Gvitrz, titulado "'6-7-8', el programa de los Kirchner". "(...) y quizás no es el de mayor audiencia, pero seguramente es el más polémico y el más seguido en las redacciones de Argentina. Lo emite la televisión pública, Canal 7, financiada con impuestos y publicidad oficial, y se dedica todos los días, sin disimulo y en horario estelar, a descalificar a la oposición y a desacreditar a los periodistas críticos con el Gobierno", señala el matutino español. El programa le cuesta al Estado 11 millones de pesos al año.
El diario español habló con el presentador del programa, Luciano Galende quien se defendió: "¿Un programa de apoyo explícito al Gobierno? Sí, claro que sí. Muy explícito. 6-7-8 se califica a sí mismo jocosamente de mierda oficialista, y en eso somos más honestos que otros. Decimos lo que somos. Nosotros compensamos el mensaje hegemónico contra el Gobierno y divulgamos su pensamiento", insiste.
Ante las preguntas de El País sobre los recursos que utiliza el programa, Galende señaló que "yo trabajo para la productora, no para el canal. Y después, un programa como este no podría ser emitido por ninguna televisión privada. No sé lo que cobra la productora, pero nuestros salarios son un 20% de lo que ganaríamos en un canal privado", sostiene.
El diario español se refirió al tratamiento que hace el programa en relación a la guerra entre el Gobierno y el Grupo Clarín: "En los últimos meses 6-7-8 (seis tertulianos, en el canal 7 a las ocho de la tarde) ha dedicado una atención preferente al grupo Clarín, con ataques sobre su silencio durante la dictadura. La mayoría de los diarios argentinos no denunciaron las desapariciones de aquella etapa y, restaurada la democracia, tampoco pidieron perdón por haber faltado a su obligación. Los Kirchner, que tampoco presentan un historial de lucha contra la dictadura, no tuvieron malas relaciones con la prensa durante su primera etapa. De hecho, fueron apoyados por el Clarín y por muchos periodistas, encantados con su decisión inicial de suprimir la vía penal para el delito de calumnias e injurias"