POLITICA
panorama complejo

En Gobierno crece la grieta optimistas versus pesimistas

Los números de Macri generan incertidumbre entre dirigentes de Cambiemos, lo que pone en duda su candidatura. La Rosada celebra que dos consultoras muestran subas en el último mes.

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bicicleteada. Peña, líder optimista, ayer en el Paseo del Bajo. | presidencia

Hay una nueva grieta que está calando hondo, pero no entre macristas y kirchneristas, sino en las propias entrañas del oficialismo. Se trata de la disputa entre optimistas y pesimistas, ante un escenario electoral que se avecina incierto y una crisis económica que extraña la época en la que se podían enumerar varios brotes verdes. Claro está, los pesimistas son más cuidadosos al hablar en público, por lo que son más difíciles de detectar.
Esa grieta es la que permite que el tan mentado Plan V –que impulsa a María Eugenia Vidal como candidata presidencial en lugar de Mauricio Macri– no logre ser enterrado definitivamente. Los pesimistas insisten en la necesidad de buscar una opción más competitiva.
Desde Jefatura de Gabinete, epicentro del optimismo, responden con números, focus groups y expectativas a futuro. Pero no se quedan ahí: no solo insisten con que la potencialidad de Macri será más fuerte en octubre, producto de una situación económica más estable, sino que se animan a aventurar que si hoy hubiese un ballottage también lo ganaría.
Pero el optimismo no se queda solo allí, en otros ministerios, en el Congreso e incluso también cruzando la General Paz hay dirigentes de Cambiemos que lo mantienen. Sostienen ese análisis electoral en que la estabilidad cambiaria, sumada al apretón monetario, terminará de calmar la inflación, y que las paritarias permitirán que a partir de mayo los salarios vuelvan a ganarles a los precios después de más de un año.
Una de las principales encuestadoras detectó un lento pero paulatino crecimiento de la imagen positiva de Macri en las últimas tres semanas, de la mano de las medidas anunciadas y la calma del dólar. “Viene desde el quinto subsuelo, pero empezó a subir”, explican desde esa consultora. Otra encuestadora de las que trabajan para la Casa Rosada coincide en que mayo está dejando “mejoras interesantes” para el Gobierno. “Pero le falta, abril fue el peor mes de toda la gestión”, dice su director.
 En el equipo de Peña aseguran que el Presidente está logrando que cada punto de imagen que recupera vaya a engrosar también su intención de voto. Y apuestan a que la curva ahora no deje de crecer. El primer paso es junio: números en alza servirán para consolidar la candidatura de Macri. ¿Serán suficientes?
Los optimistas le agregan a su análisis la inauguración de obras que se repetirán de acá hasta las elecciones y, por supuesto, el factor clave de tener al kirchnerismo enfrente. Y hay un punto en el que descansan casi religiosamente: la maquinaria electoral del PRO. Están convencidos de que las campañas microsegmentadas que viene implementando el macrismo en las últimas elecciones volverán a ser un éxito. Esta vez, con mayor penetración de los celulares en la campaña electoral. Peña repite en sus reuniones con dirigentes dos cifras claras: el aumento de la cobertura de 4G en estos tres años y medio (asegura que supera el 90% de la población) y el crecimiento de WhatsApp como canal de comunicación. “Los otros partidos mejoraron, pero nosotros manejamos esas herramientas como nadie”, asegura un dirigente bonaerense.
Los pesimistas, en cambio, aseguran que no ven forma de recuperación de Macri. Que la crisis económica, con la pérdida de poder adquisitivo, el aumento de la pobreza y la caída del empleo generó un nivel de rechazo díficil de remontar. También se sustentan en encuestas, sobre todo del Conurbano, pero también de algunas provincias, que muestran a Macri muy bajo. “Con esto solo no alcanza”, es la máxima que repiten los pesimistas para exigir que se amplíe Cambiemos. Dirigentes que ante los micrófonos repiten el manual de comunicación PRO, pero por lo bajo transmiten todos sus miedos. ¿Y si solo se retiene el gobierno porteño? El escenario más catastrófico que se imaginan. Los optimistas se ríen, y mandan a más de uno al psicólogo. ¿Es ceguera? “No, sabemos bien de lo que estamos hablando”, se ufanan ante los medios.