Tras haber pasado un Día de la Memoria algo incómodo, Mauricio Macri recibió un mimo inesperado de parte de la corona de Holanda. El Presidente y su esposa, Juliana Awada, fueron invitados a alojarse junto a los reyes el fin de semana, antes de empezar su agenda formal de reuniones y actividades.
El objetivo del viaje: atraer las inversiones largamente esperadas. Así, Macri aprovechó uno de los puntos de los que se suele jactar: su buena relación con el establishment político, económico y financiero internacional.
Macri aterrizó ayer a la mañana en Amsterdam. Su gira exprés a los Países Bajos incluye reuniones con los reyes, Guillermo y Máxima, y con el primer ministro Mark Rutte.
Gran parte de la delegación esperaba al Presidente en un hotel de Amsterdam porque no estaba informada del cambio de residencia.
La delegación argentina está integrada por la canciller, Susana Malcorra, los ministros Jorge Triaca y Esteban Bullrich, y el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, entre otros. La residencia donde se aloja Macri tiene cincuenta ambientes, se ubica a 20 kilómetros de La Haya y está rodeada por bosques. Ahí, en la Villa Eikenhorst viven Máxima y Guillermo con sus tres hijas.
A partir de mañana, Macri arrancará una ronda de reuniones, incluida una firma de “acuerdos de asociación” con empresas e instituciones.
La agenda prevé una visita a la casa de Ana Frank y una mesa redonda con CEOs en el Foro de Negocios. Después, irá a la Bolsa de Amsterdam y participará de una cena de Estado en el Palacio Real.
El martes, último día, irá a la Corte Penal Internacional y después se encontrará con los presidentes del Congreso holandés y con el primer ministro Mark Rutte.
