Mediante una convocatoria por mensajes de texto y el boca en boca, que surtió efecto como pocas veces se ha visto, los vecinos de Paraná se sumaron al cacerolazo nacional y a partir de las 20 salieron a la calle en reclamo de diálogo, para que se encause una solución en el conflicto entre el Gobierno y el campo.
Alrededor de 2 mil personas se nuclearon en la Plaza 1º de Mayo, la mayoría afectados por el desabastecimiento, en especial de combustible, y expresaron su bronca. Se pudo ver al dirigente local de Federación Agraria, Alfredo Bel, calmando los ánimos de los caceroleros que pretendían entrar a la casa de Gobierno para manifestar su enojo.
Una similar situación se vivió en Mar del Plata, donde, con la precisión de un reloj suizo, los ciudadanos del balneario salieron con sus cacerolas, ollas y cualquier elemento de cocina a mano para hacer el mayor ruido posible en la peatonal de la ciudad.
Ambas ciudades fueron dos postales más del paisaje de cacerolas, bronca y protesta que inundó el interior del país en el fin de semana largo.