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Estuvieron casi todos, pero Cristina mandó una "doble"

Estos Juegos fueron los que más líderes internacionales recibieron en toda su centenaria historia. La Presidenta, una ilusión óptica.

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“Cuando China despierte, el mundo temblará”. La advertencia de Napoleón Bonaparte se conoció un par siglos antes de que los ojos del planeta se posaran en Beijing. El gigante dormido hoy madrugó y los más importantes jefes de Estado del mundo entero quisieron decir presente. Se olvidaron de los monjes tibetanos por algunas razones de peso: China representa la tercera parte del comercio internacional, es el país que más le vende y le compra al mundo entero, y con sólo modificar la cotización de su moneda puede cambiar el destino de las finanzas internacionales.

Eso explica por qué que estas Olimpíadas fueron las que más líderes internacionales recibieron en toda su centenaria historia. En las tribunas del Estadio Nacional chino se pudo ver al estadounidense George Bush, al ruso Vladimir Putin, al francés Nicolás Sarkozy, y hasta al brasileño Lula da Silva, por citar sólo a algunos. Incluso, algún desprevenido pensó ver por allí a Cristina Kirchner –la agencia Getty la confundió con una señora muy paqueta y esa imagen se multiplicó en Google–, pero la presidenta argentina tenía otras prioridades: no fue a Beijing, para ir Mendoza.

Mientras los hombres y mujeres más importantes del mundo visitaban el país que se convertirá en la mayor potencia internacional en las próximas décadas, y le estrechaban la mano al presidente Hu Jintao, que administra un PBI de más de 3,25 billones de dólares, Cristina recorría la mendocina tierra de Cleto Cobos para opinar sobre la situación del Burrito Ortega y anunciar un decreto sobre la venta de teléfonos celulares. Curiosamente, China fue el año pasado el mayor exportador mundial de esos aparatitos y también se convirtió en el mayor comprador de soja argentina. China se despertó, pero algunos siguen durmiendo.

(*) redactor del Diario Perfil