La fiscal Viviana Fein planea llamar a declarar a César Milani en la causa que investiga la muerte de Alberto Nisman, el ex titular de la UFI-AMIA hallado sin vida en el baño de su departamento el 19 de enero pasado.
El ex jefe del Ejército Argentino se vio envuelto en el caso luego de que la Unidad de Fraudes Bancarios de la Policía Federal detectara que el día que murió Nisman hubo numerosas llamadas entre el celular del militar y el de Silvia Tomalini, la ex mujer de Fernando Pocino, el director de Reunión Interior de la ex SIDE que estaba enfrentado al ex jefe de los espía, Jaime Stiuso. Nisman trabajaba con Stiuso en la causa AMIA.
Si bien la causa fue paralizada por Fein hasta que se decida el pedido de cambio de competencia –solicitado por la ex mujer y la madre de Nisman–, fuentes cercanas a la fiscalía indicaron a PERFIL que la citación a Milani será uno de los próximos pasos que tendrá la investigación. La hipótesis de homicidio sostenida por los abogados que representan a la familia del fiscal hace especial hincapié en la existencia de una inteligencia paralela que lo espiaba a través de sus custodios y de prefectos.
Milani deberá explicar porqué se intensificaron las comunicaciones entre los jefes de inteligencia el domingo 18 de enero, desde las 11 de la mañana hasta la hora en que la madre de Nisman logró entrar al departamento. Ya dieron sus explicaciones –aunque para la Justicia no son claras– otros protagonistas de los cruces telefónicos: Alberto Mazzino, ex director de Análisis de la agencia de inteligencia, y el fiscal Carlos Stornelli. Tanto Mazzino como Stornelli declararon que las comunicaciones eran moneda corriente, al contrario de lo que señala el informe de Fraudes Bancarios, división que conduce Walter Corbo. Antes del 19, no se habían producido llamadas los fines de semana.
Mazzino, el último en declarar, restó importancia a las llamadas. Mencionó que hablaron de muchos temas con Pocino.
Pocino aún no dio su testimonio en la causa. Desde la fiscalía de Fein consideran que los cruces de llamados son un síntoma “alarmante” de lo que ocurrió, pero que no es suficiente prueba para hablar de un homicidio.
Según pudo saber este diario, la próxima semana rechazará el pedido de las querellas. Estará de turno las primeras semanas de enero y sólo tomaría medidas en el expediente del caso Nisman si son urgentes.