Es inminente la llegada al país de Felipe González, el ex premier español, considerado el artífice de la modernización política, económica y cultural de la península desde su primer mandato, inaugurado en 1982. Sus voceros -múltiples, y oficiosos- han indicado que las reuniones que sostendrá el sevillano en Buenos Aires incluirán, por supuesto, a la Primera Dama, Cristina Fernández de kirchner, aunque el objetivo principal de la visita es un congreso juvenil auspiciado por la Cancillería local (que se jacta de su apertura al socialismo sin abandonar las históricas banderas peronistas), y a pesar de las recientes burlas de González al gasoducto extralargo que el Presidente de la Nación, Néstor Kirchner, apuntalado por la casi imparable reelección de Lula, planea junto al titular del Ejecutivo venezolano, Hugo Chávez, a fin de autoabastecer a los países ejecutores y al resto de los hermanos latinoamericanos. "Felipillo", como suelen decirle sus íntimos, es probable que vea también al Primer Mandatario, en un recreo de la juvenilia a la que está invitado, y casi con seguridad al ministro de Obras Públicas, Julio De Vido, con quién suele conversar largo y tendido en Madrid.