Ningún medio la mostró, pero Florencia Kirchner estaba el 25 de mayo en la Plaza, junto a sus amigos de La Cámpora, esperando que su madre hablara. Era el acto en conmemoración de la Revolución de Mayo pero, para el kirchnerismo, se festejaba “la década ganada”. Ella lucía en su muñeca un tatuaje con una K envuelta en una V, como en los viejos tiempos del “Perón vuelve”, adaptado a las circunstancias. Se lo hizo poco después de la muerte de su padre, Néstor.
No es la primera vez que la hija menor de Cristina Kirchner prefiere, en los actos políticos, mezclarse entre la militancia en vez de subir al palco: se diferencia de su hermano, Máximo, que aparece siempre detrás de CFK. En el Gobierno dicen que es porque el primogénito prefiere cuidar a su madre y porque los roles son diferentes y las edades modifican los objetivos. Máximo es el “jefe” de La Cámpora. Florencia es una joven que se siente más cómoda con personas de su edad. Tiene amigos en la agrupación y está a gusto caminando en la calle con ellos.
Hace unos años era una estudiante de cine en Nueva York. Pero el fallecimiento del ex presidente le cambió la vida.
Abandonó sus estudios (aunque participó del film de Adrián Caetano sobre Kirchner), se fue a vivir a la quinta de Olivos con Cristina, y ahora está volcada a la militancia. Andrés “Cuervo” Larroque, el secretario general de la organización, la convoca asiduamente a eventos solidarios, de los que ella participa sin que salga en los medios de comunicación. Es más el interés de Larroque de que Florencia esté presente que el interés de ella de estar ahí. Pero evidentemente le agrada la militancia. En enero de 2011, Florencia tomó un rol activo al participar con Cristina de una gira por Medio Oriente. Incluso, mantuvo una reunión con la hija del primer ministro de Qatar, para hablar de cine. Pero luego bajó el perfil.
En marzo de 2011, cuando CFK encabezó un acto en conmemoración del triunfo de Héctor Cámpora, en la cancha de Huracán, Florencia eligió la tribuna y Máximo, como siempre, el escenario.
La última vez que la más pequeña de los Kirchner se subió a un palco con su madre fue para festejar la victoria aplastante en las elecciones primarias de 2011, en el Hotel Intercontinental de Capital Federal.
Otro acto simbólico fue cuando le colocó la banda presidencial, un papel que le tocaba a Julio Cobos, considerado un traidor por el kirchnerismo. Fue una ruptura obligada del protocolo, según dijeron desde el oficialismo.
Hay otra razón por la cual Florencia tiene un rol más activo en la militancia, lejos de CFK. La Presidenta siempre mostró más empatía por Máximo: “El era mi preferido, a Florencia la estoy conociendo”, reconoció en una biografía. Una de las cosas que más le molestan a la Presidenta es que su pequeña hija fume, tal como hacía ella en los años 70, cuando militaba. Le cuesta, según dicen algunos funcionarios del gabinete, ponerle límites.
Como la ven volcada a la militancia, algunos funcionarios dijeron a PERFIL que no sería descabellado pensar en que Florencia sea candidata.