POLITICA
antes de la audiencia

Francisco alertó sobre la vanidad de los ricos

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AGENCIAS
Desde el Vaticano

“No hay que ningunear a los pobres”. Fue el mensaje del  Papa en la homilía en la capilla de Santa Marta, en Roma, antes de su encuentro con Mauricio Macri. “Hay que darse cuenta de los pobres que están a nuestro lado. Ellos son Jesús que toca a la puerta de nuestro corazón”, dijo en la última homilía antes de suspender todas las tareas por lo que su portavoz, Federico Lombardi, llamó “una leve indisposición” de la cual ya se recuperó.
Del Evangelio eligió la parábola del hombre rico que “llevaba puestos vestidos de púrpura y finísimo lino y cada día se daba a ricos banquetes” sin darse cuenta de que a su puerta había un hombre pobre, de nombre Lázaro, cubierto de llagas. “Un hombre cerrado en una bola de vanidad. No tenía la capacidad de mirar mas allá. Y este hombre no se daba cuenta de lo que acontecía fuera de su mundillo”.
Así, en su último mensaje religioso, Francisco subrayó su consecuente preocupación por la pobreza, a la cual le sumó su advertencia sobre la cerrazón de los ricos frente a la desigualdad.
Ayer, Francisco recibió en audiencia privada a Kevin Systrom, director ejecutivo y cofundador de la red social Instagram. Tiempo atrás, Francisco se había reunido con Tim Cook, el CEO de Apple.  
Después, Francisco visitó por sorpresa a drogadictos que intentan alejarse de ese flagelo en el Centro Italiano de Solidaridad Don Mario Picchi. Tras las duras advertencias en contra del narcotráfico que expresó durante su reciente viaje a México, Bergoglio quiso ofrecer testimonio de su cercanía con las personas que están luchando contra la dependencia de las drogas.
El Pontífice se reunió con los sesenta huéspedes de la comunidad terapéutica San Carlo, inaugurada en 1979 en los Castillos Romanos por don Mario Picchi. “Nos quedamos sin palabras –afirmó Roberto Mineo, presidente del Centro Italiano de Solidaridad– cuando vimos el coche con el Papa entrando a la estructura en donde nuestros chicos combaten todos los días su batalla para volver a la vida”. Francisco llegó sin escolta, en compañía sólo de monseñor Rino Fisichella.