Con signos de agotamiento en su rostro, pero animosa y de buen humor, la vicejefa de Gobierno porteño, Gabriela Michetti (43), recibió ayer a PERFIL en su casa, situada en el barrio porteño de San Cristóbal. Destacó varios logros del primer año de gestión del PRO al frente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, pero admitió que no previeron “la magnitud de la dificultad” que tenían por delante y que “hubo muchos errores” por falta de experiencia. "Con Mauricio (Macri), pecamos de una mezcla de voluntarismo y soberbia", dijo.
Durante el diálogo, Michetti reconoció que se postulará como candidata el próximo año, aunque dijo que todavía no está definido si lo hará para aspirar a una banca en el Congreso Nacional o en la Legislatura porteña. Criticó la falta de colaboración del Gobierno nacional, elogió a Felipe Solá al decir que tiene que ser parte de un proyecto común y cuestionó el estilo de Elisa Carrió.
—¿Cuáles fueron los principales logros de la gestión que usted encabeza junto a Mauricio Macri?
—Corregimos muchas de las debilidades que tenía el Estado en términos de procedimientos burocráticos. Este era un Estado muy viejo, obsoleto, y muy poco coordinado. Nosotros comenzamos a realizar un trabajo transversal entre los diferentes ministerios y áreas de gobierno. No es que hayamos solucionado todo, y que ya estén todas las áreas trabajando en conjunto: si había cien agujeros, tapamos 30. Duplicamos y hasta triplicamos la inversión en casi todas las áreas. Muchas escuelas estaban en condiciones edilicias deplorables, y nosotros hicimos un esfuerzo enorme para arreglarlas. El año que viene no va a haber ni una sola escuela sin calefacción. En materia cultural, les dimos continuidad a aquellos eventos y actividades que los porteños ya habían tomado como propios, y duplicamos la cantidad de público.
—¿Cuál fue la prioridad de gestión del PRO?
—Un gobierno tiene que tener como regla número uno “el cuidado del espacio público”, es básico, y fue uno de nuestros logros, a través del bacheo, la poda de árboles, el cuidado de las plazas, el recambio de las lámparas de iluminación callejera... La gente tiene que sentir que vive en una ciudad, y no en una selva o en un espacio que le es hostil todo el tiempo.
—¿Qué cosas no pudieron hacer?
—La gran frustración de este año fue no haber podido trabajar en conjunto con el Gobierno nacional, en condiciones razonables y virtuosas, tanto para conseguir el traspaso de la Policía como para poder cumplir con la ampliación de la red de subtes. Esto, desde el punto de vista político, nos perjudicó.
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