Gildo Insfrán, Gildo como le dicen en Formosa, maneja esta provincia desde hace quince años y aspira a una nueva reelección, el año próximo, pero ahora, luego de la violenta represión a los tobas que bloqueaban una ruta, atraviesa su peor momento con críticas y pedidos de renuncia y de intervención federal de parte del ala izquierda del kirchnerismo, como el piquetero Luis D´Elía y la titular de las Madres, Hebe de Bonafini.
Insfrán también es un ultra K, como antes fue ultra menemista, ultra adolfista y ultra duhaldista, pero la muerte de Néstor Kirchner, que era el conductor de la compleja alianza oficialista, parece haber aflojado la disciplina en el kirchnerismo: las peores críticas a Insfrán y a su gobierno parten de ese sector. Por ejemplo, D´Elía lo acusó de “autor ideológico indiscutible” de la “masacre aborigen”.
Por ahora, la presidenta Cristina Kirchner lo respalda y ayer se mostró con el gobernador en una videoconferencia en la que Insfrán recordó a Néstor Kirchner. Había rumores sobre un viaje de Cristina a Formosa para inaugurar la línea de alta tensión entre el noroeste y el noreste, pero las repercusiones por la muerte confirmada de un aborigen y de un policía (hay otros dos aborígenes heridos de mucha gravedad) descartó esa posibilidad.
El firme alineamiento de Insfrán con la Casa Rosada se explica por una razón muy simple: Formosa siempre fue una provincia muy dependiente de los fondos nacionales y casi el 95 por ciento de su presupuesto tiene ese origen.
Fronteras adentro, Insfrán mantiene un manejo discrecional, clientelar, casi feudal en su provincia, donde, si bien no hay cifras oficiales, se calcula que el 60% de los electores depende directamente del aparato público, ya sea como empleados o beneficiarios de planes asistenciales.
Además, en los últimos años le dio un fuerte impulso a la inversión pública, que se nota en la pavimentación de la ruta a Salta, la proliferación de viviendas y escuelas y la construcción de un hospital de alta complejidad y de un estadio polideportivo en la capital, donde también se destaca la nueva costanera sobre el río Paraguay.
Como en otras provincias, en la práctica no hay división de poderes y él puede aspirar a un nuevo periodo de gobierno porque hizo eliminar la claúsula que lo prohibía.
En estos quince años, Insfrán perfeccionó su sistema de dominio y desea quedarse en el gobierno hasta que simplemente deje de quererlo, pero esta vez la fecha de vencimiento puede venir de afuera, de la conmoción creada a nivel nacional por la represión a los tobas, que se suma a la violencia ejercida la semana pasada contra estudiantes de un colegio secundario de la capital provincial que querían votar por listas contrarias a la apañada por el gobernador para el Centro de Estudiantes. Eso puede darle mucho aire a la coalición que se está formando en su contra, encabezada por un popular sacerdote, Francisco Nazar.
(*) Editor jefe de PERFIL, su último libro es “Operación Primicia”.