A Guido Antonini Wilson la fama internacional le llegó de la mano de lo que fue, quizás, el suceso más desafortunado de su vida: el 4 de agosto del año pasado el empresario venezolano fue descubierto mientras intentaba ingresar al país con una valija con 800 mil dólares y, desde allí, saltó a la fama.
De la noche a la mañana, pasó de ser un ignoto desconocido a ser el actor principal de una novela que sacudió a las esferas más altas del poder local. Desde entonces, es el protagonista indiscutido de dos procesos paralelos: la causa del “valijagate” en Buenos Aires, que investiga el origen y el destino del dinero, y el juicio contra su ex socio Franklin Durán en Miami, acusado de conspiración y espionaje.
Pese a que la justicia argentina viene pidiendo su extradición desde hace un año, Antonini es testigo protegido del FBI y, por ahora, hay pocas posibilidad de que viaje a declarar a la Argentina. Incluso, se dice que el venezolano habría llegado a un acuerdo con la justicia estadounidense: habría cambiado su testimonio por la certeza de que no sería extraditado jamás.
Lo poco que se sabe hasta el momento es que Antonini fue uno de los ocho integrantes del avión de Enarsa que aterrizó en Ezeiza el 4 de agosto pasado. Tres días después, abordó un avión comercial y volvió a Miami, adonde permanece hasta hoy.
Desde allí, colaboró con el FBI y su testimonio fue clave para determinar las detenciones de Moisés Maiónica, Carlos Kauffman y Rodolfo Wanseele, quienes se declararon culpables de conspiración y espionaje, y de Durán, quien enfrenta un proceso judicial en su contra.
La declaración de Antonini ante la justicia de Miami reveló, sin embargo, que su versión de los hechos tiene muchos baches. El empresario dice, por ejemplo, que la valija pertenecía al ex funcionario argentino Claudio Uberti y que él le hizo el favor de ayudarlo a cargarla. Sin embargo, María Luján Telpuk, la policía que descubrió el dinero, asegura que cuando preguntó de quién era la valija, Antoni contestó: “Es mía”.
Además, el “valijero” afirmó que en el avión de Enarsa había además otra valija con 4,2 millones de dólares. Según declaró, se enteró de la existencia de esta otra valija cuando, días después del incidente en Ezeiza, escuchó a Daniel Uzcátegui, hijo de un ex directivo de Pdvsa, preguntándole a su padre qué había pasado con el resto de la plata.
Lo llamativo, señaló el abogado defensor de Durán, es que los Uzcátegui hablaran del dinero con tanta soltura si sabían que el no estaba al tanto de la segunda valija.