El pasado lunes 19 de septiembre, la Editorial Perfil entregó los Premios a la Libertad de Expresión Nacional e Internacional y a la Inteligencia de los Argentinos, en una ceremonia celebrada en la Manzana de las Luces. El premio a la Libertad de Expresión lo compartieron la ensayista Beatriz Sarlo y Horacio Verbitsky, periodista y fundador del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
El domingo, Verbitsky se refirió a los premios en su columna titulada "Menos premios y más respeto" en Página/12: "Agradezco de corazón este reconocimiento de una editorial cuya idea del periodismo es antagónica a la mía. Esta disidencia no impidió que el CELS llevara una causa contra Noticias al Sistema Interamericano de Derechos Humanos o defendiera ante la Justicia una asignación transparente de la publicidad oficial", escribió.
Sin embargo, el periodista -que asegura que vivimos "en el momento de mayor libertad conocida en nuestro país"- cuestionó que "Perfil ignoró por completo mis palabras, y en su lugar publicó opiniones de algunos de los asistentes". Además, reclamó por supuestas omisiones en la última entrevista que concedió, junto a Sarlo, a la revista Noticias.
Ese mismo lunes, Perfil.com sólo publicó una serie de entrevistas a los asistentes a la entrega. No difundió el discurso de Verbitsky como tampoco el de ningún otro premiado.
Por otra parte, desde ayer -el mismo día en que el periodista cuestionaba a la Editorial- se encontraban publicados todos los discursos en la edición web y papel (página 95) del diario PERFIL, incluido el del autor de Robo para la corona.
A continuación se vuelve a publicar el discurso de Horacio Verbitsky al recibir su premio:
Agradezco de corazón este reconocimiento de una editorial cuya idea del periodismo es antagónica a la mía. Esta disidencia no impidió que el CELS llevara una causa contra Noticias al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, que defendiera ante la Justicia una asignación transparente de la publicidad oficial. No debería sorprender; ya Voltaire definía a la libertad de expresión como “un derecho de aquellos con quienes no estamos de acuerdo”, y la Corte Suprema de los Estados Unidos extendió su tutela a expresiones odiosas o incluso repugnantes.
Hoy evoco a mis compañeros de la Agencia Clandestina de Noticias (Ancla), creada por Rodolfo Walsh, cuando la última dictadura suprimió junto a la libertad de expresión, los derechos a la vida y a la libertad. No me olvido de los periodistas detenidos sin orden judicial ni estado de sitio, durante el primer gobierno de la democracia. Recuerdo los proyectos para aumentar penas y crear nuevos delitos de opinión, los juicios contra periodistas y la sugerencia de aplicarnos la “libertad de palo” por parte del presidente que me querelló y me llamó “terrorista de la pluma”.
Tampoco olvido los asesinatos mafiosos de José Luis Cabezas y Adams Ledesma. Es menos conocido, pero igualmente real, que en diciembre de 2001, un gobierno moribundo intentó prevenir la televisación de las protestas masivas contra sus políticas y la represión criminal que causó cuatro decenas de muertos; esto no fue posible porque los funcionarios encargados de difundir la orden la rechazaron.
Mi primera denuncia ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, hace ya veinte años, derivó en la derogación del “desacato”, y entonces comenzaron las querellas por calumnias e injurias. La causa de Eduardo Kimel, patrocinada por el CELS, condujo a la despenalización de esos delitos en caso de interés público.
También desde el CELS fuimos fundadores de la Coalición por una Radiodifusión Democrática –que inspiró la Ley Audiovisual vigente–, que afirma la diversidad de voces reclamada por la Unesco; el relator para la Libertad de Expresión de las Naciones Unidas la exaltó como un modelo para el mundo.
La libertad de expresión es un derecho de todos los ciudadanos, por eso en 2003 rechazamos un proyecto del presidente interino de entonces que lo reducía a ser privilegiado de nuestro gremio, aberración corregida por la Presidenta actual en 2010.
En el momento de mayor libertad conocido en nuestro país, los periodistas debemos acostumbrarnos a que otros practiquen ese derecho sobre nosotros, sin ofendernos ni hacernos los perseguidos; la libertad también se ejerce tolerando que otros hagan lo que a nosotros tanto nos gusta hacer. Muchas gracias.
En el sitio web de la edición impresa del diario PERFIL pueden leerse todas las ponencias:
- Jorge Fontevecchia: "El periodismo tiene que empeñarse en subir sus estándares de calidad"
- Horacio Verbitsky: "La libertad se ejerce tolerando que otros hagan lo que nos gusta hacer"
- Beatriz Sarlo: "En el siglo XIX periodismo, pensamiento y política eran indiscernibles"
- Ayman Mohyeldin: "No den la espalda a las fuerzas del cambio del mundo árabe"
- Alberto Kornblihtt: "En toda actividad la inteligencia es un valor, pero no basta"
- Juan Carr: "Quiero rescatar a la prensa argentina"
- Daniel Divinsky: "Hay que reivindicar a los editores, escritores y libreros desaparecidos, presos y muertos por la dictadura militar"