POLITICA

Imbecilidad estructural

Forster criticó a 6,7,8. El programa le respondió
| Captura de TV

El Día del Amigo, la Academia de Periodismo convocó a colegas en su sede con la necesidad de compartir afectos en el momento en que nuestra profesión está especialmente atacada. La Academia de Periodismo funciona en un espacio autónomo dentro del tercer piso de la Biblioteca Nacional y este miércoles por primera vez en un evento pasó a saludar su director, Horacio González. Fue una visita breve, de cortesía de vecino-dueño de casa, pero para los periodistas se trató de algo significante. Quizá sea una sobreinterpretación después de la autocrítica por la derrota del kirchnerismo en la Capital que Horacio González y Ricardo Forster hicieron dos días antes.

González, Forster y varios integrantes de Carta Abierta eran intelectuales reconocidos antes de que existiera el kirchnerismo y lo seguirán siendo también después del kirchnerismo. No precisaron de este fenómeno para emerger, y eso les da una independencia distinta a la de los voceros K cuya visibilidad está constreñida al tiempo de duración del kirchnerismo en el Gobierno.

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Algo parecido sucede en el periodismo: no es lo mismo Página/12 que los medios oficialistas que aparecieron sólo al amparo de la publicidad oficial. No es lo mismo Horacio Verbitsky o Mario Wainfeld que los panelistas del programa 6, 7, 8 (un amigo propone llamarlos “8, 7, 6”). No es lo mismo defender ideas que siempre se tuvieron elogiando al gobierno que las instrumenta que dedicarse remuneradamente a atacar y ensuciar a quienes no las comparten. En síntesis, y esto une a intelectuales y periodistas, no es lo mismo quien precisa –equivocado o no– creer que la razón está de su lado para poder llevar adelante una discusión, que el cínico que, sabiendo que miente, miente.

Un filósofo (la sociología antes de ser considerada una ciencia independiente, fue una rama de la filosofía), hasta por definición, no podría no amar el conocimiento y, si bien no puede acercarse todo lo que quisiera a la verdad, debería rechazar todo aquello que se sabe falso. Lo mismo sucede con un periodista. En ninguna de las dos actividades la militancia alcanza para transformar lo falso en verdadero. No puede haber filosofía militante, como tampoco periodismo militante. Eso que pretende parecer periodismo es en realidad otra cosa.

Confusión que, en el mejor de los casos (los no cínicos), provendría de una perspectiva de ser “en-sí” filósofo o periodista y ser “para-sí” comunicador militante, a lo Marx, cuando hablaba de “clase en sí” y “clase para sí”. Pero a causa de lo que fuera, políticos y comunicadores oficialistas quedaron sorprendidos ante la autocrítica –y en algunos casos completa crítica– por el tamaño de la derrota del kirchnerismo en la Capital que realizó Carta Abierta. Y desde el oficialismo se les hicieron a González y a Forster dos reclamos. Uno de oportunidad: la autocrítica antes del ballottage en Capital y las elecciones en Santa Fe contribuyen a que Macri amplíe aun más su diferencia con Filmus y a que Del Sel venza a Rossi. Otro de fondo: si antes de estas dos elecciones locales Cristina aparecía en las encuestas como ganadora en primera vuelta y ya en 2007 el oficialismo perdió la Capital junto con la provincia de Santa Fe y sin embargo a nivel nacional luego logró imponerse en todo el país con 45% del total de los votos, en primera vuelta, la “autoflagelación” sería extemporánea.

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