El espía multipropósito Ciro James entraba con tranquilidad al edificio que tiene la SIDE en avenida de Los Incas, donde funciona la poderosa Dirección de Observaciones Judiciales, para retirar las grabaciones que obtenía a través de oficios judiciales. Con la misma soltura ingresaba a las oficinas de la Policía Metropolitana y a las del Ministerio de Justicia y Seguridad del Gobierno porteño.
También era común verlo en el sexto piso del edificio ubicado en 25 de Mayo 293, donde funcionaba el Consulado de Guinea Bisseau. Pero bajo esa diplomática pantalla funcionaba una “cueva” financiera que se dedicaba a hacer maniobras millonarias con la compra de cheques diferidos.
Hoy, ese mismo lugar del que James era habitué, es investigado por supuesto lavado de dinero y por estar vinculado a la causa de la “mafia de los medicamentos” y al caso del triple crimen de General Rodríguez. Cuando se enteró de que podía haber una “conexión” entre la “mafia de los medicamentos” y el “espionaje porteño”, el juez Federal Norberto Oyarbide decidió avanzar con la investigación en esa senda porque cree que toda esa estructura ilegal tiene raíces comunes.
Oyarbide investiga una supuesta asociación ilícita dedicada a estafar al Estado y a las obras sociales mediante la comercialización de medicamentos “truchos”. El magistrado, además, está al frente de la causa por espionaje ilegal por la que están detenidos el ex comisario de la Policía Federal y fugaz jefe de la Policía Metropolitana, Jorge “Fino” Palacios; y James, el espía todoterreno.