POLITICA
TERCERA EDAD

Jubilados que no pueden parar de trabajar por el precio de la comida, medicamentos y vivienda

Entre el 80% y el 90% de las personas que se retiran debido a que cumplieron la edad reglamentaria, admiten que deben seguir haciendo tareas laborales porque no les alcanza para vivir. Los costos de los remedios y la alimentación son las principales causas, pero también el hecho de que muchos no pudieron acceder a la casa propia y tienen que alquilar. PERFIL recogió testimonios en primera persona que cuentan cómo es vivir con una jubilación.

20230624_jubilado_trabajo_shutterstock_g
Retiro. Querer disfrutar del descanso laboral es una misión imposible para muchos mayores. | shutterstock

Mientras en algunos países se debate la posibilidad de ampliar la edad de retiro, en Argentina los jubilados no se pueden jubilar. Entre el 80 y el 90% se ve obligado a seguir trabajando, porque el ingreso mensual está muy por debajo de las necesidades básicas.

“Habilité hace algunos años una oficina para ayudar a la gente en edad jubilatoria a hacer el trámite. Casi la totalidad de quienes llegan a esa oficina vienen a ver cómo evitar jubilarse”, le comentó a PERFIL Eugenio Semino, Defensor de la Tercera Edad. Quienes asisten saben que “o van a la mínima, o van a una tasa de sustitución del 56%, la mitad de lo que ganan con su salario de trabajador activo”, agregó.

Roberto Stampone tiene 72 años, cobra la jubilación mínima, y trabajó hasta hace algunos meses, cuando su salud le impidió seguir. “Llegó el momento en que el médico me dijo que no me convenía continuar”, le dijo a PERFIL. Stampone, por sus grandes complicaciones de salud, se considera un paciente de riesgo. Sin embargo, hoy sigue buscando alguna actividad que pueda realizar y le permita un ingreso extra. “Hoy mis hijos me ayudan porque realmente a mí no me alcanza”.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

El haber mínimo es de 70 mil pesos, mientras “la canasta del jubilado con los gastos de vivienda estaba, al 6 de abril, en 202 mil”, explicó Semino. “Esto lleva a que inmediatamente después de jubilarse, o antes de jubilarse, la mayoría estén buscando trabajo y, como ese trabajo es por vía de la necesidad, hay una sobreexplotación del trabajo del adulto mayor”. Los salarios para este tipo de empleos suelen ser muy bajos, no registrados, y las tareas “penosas y riesgosas”, detalló el gerontólogo.

María Ester López tiene 64 años, está jubilada con la mínima, alquila un departamento y vive sola. Actualmente trabaja cuidando a otros adultos mayores y haciendo arreglos de ropa. “Estoy en un trabajo al que voy tres veces a la semana. No es mucho, pero algo ayuda”, le comentó a PERFIL. Aun trabajando, tampoco alcanza. “Lo que me tiene más preocupada es el alquiler, que es para lo que más me cuesta juntar la plata”. Este mes volvió a aumentarle y, según explicó, siempre le queda algo sin pagar. “Tendría que tener otra entrada para poder sobrevivir dignamente”.

Para Semino, “esto es un fenómeno absolutamente extendido”. La mayoría sigue trabajando hasta que la salud lo permite, y “a esto se suma la mala atención o falta de atención de PAMI”, detalló.

“Cuando me toca bañar a la señora que cuido voy fajada, me duelen mucho los huesos y el tiempo pasa factura”, agregó López.

Semino explicó que de los 7 millones 200 mil jubilados que hay en el sistema previsional nacional, 6 millones 100 mil cobran la mínima o un poquito más que la mínima, algo “que nada tiene que ver ni con su historia laboral ni con la canasta de necesidades básicas”.

Susana Lourdes Reig tiene 74 años y, a pesar de estar jubilada, sigue dando clases particulares de inglés. “Sigo trabajando porque estoy ahogada con lo que me entra de jubilación”, dijo en diálogo con este medio. “Antes vivía bastante bien, haciendo gastos extra, dándome algunos gustos. Ya desde el 18 del mes no tengo un peso, me las tengo que arreglar con la ayuda de mis hijos”, comentó. Ella cobra un poco más que la mínima y empezó a trabajar primero por necesidad y después porque depender menos de otras personas y preparar clases “me reconforta”, concluyó.

Daniel Andreasen tiene 66 años y un taller de venta e instalación de equipos de GNC. Nunca dejó de trabajar. “Sigo porque necesito y porque dejar el trabajo es un golpe después de tantos años”, le señaló a PERFIL. Actualmente piensa en estrategias para poder trabajar menos y que su economía y la de su familia no se resienta tanto. “Estoy pensando en la posibilidad de dejar o alquilar lo que tengo”, agregó. La idea es poder descansar, resignar gastos, “y tratar de vivir un poco mejor”.

Muchos jubilados, a pesar de trabajar toda su vida y hacer grandes aportes, se jubilan con un monto que está por debajo de los niveles de pobreza. “El que tiene que hacer una jubilación ordinaria, porque tiene todos los aportes, no tiene turno, porque los únicos turnos que se están dando son para moratorias”, explicó Semino. “Cada uno que entra en una moratoria es un voto”, opinó.

Para el gerontólogo “el gran ajuste de la economía es sobre el sector de la seguridad social”. El especialista explicó esto con un dato: en 2020 la incidencia de la seguridad sobre el PBI era de 9 puntos y hoy, con más jubilados y pensionados, es de 7,5 puntos. “Ese ahorro es el que muestra el ministro de Economía a los organismos internacionales”, concluyó.

Stampone, López, Reig y Andreasen son solamente algunas de las caras visibles de ese ajuste.