“Comodoro Py es Roma”, suele decir un experimentado fiscal federal para definir el alcance del poder de quienes habitan la sede de los tribunales federales de Retiro. Allí confluyen los doce jueces y doce fiscales federales encargados de investigar al Gobierno, y los camaristas que confirman o deshacen sus fallos.
El intendente de Tigre, Sergio Massa, entendió hace rato cómo llegar a Roma, y un grupo de jueces y fiscales federales ya miran al candidato del Frente Renovador como el próximo presidente. Por eso, comenzaron a reunirse con Massa, planear proyectos de ley y hasta una reforma judicial (ver página 3). El candidato ya logró varios allegados en la Justicia pero va por más. Intenta acercarse a otros magistrados, quiere escuchar cómo ven al Poder Judicial y al Gobierno, y discutir sobre sus necesidades técnicas y políticas. Quiere hablar, por ejemplo, de las causas de corrupción, confirmaron a PERFIL fuentes judiciales y muy cerca de Massa.
El Gobierno decidió declararle la guerra a Roma y cree que un grupo de jueces y fiscales están “alineados con el Grupo Clarín”. Los identifica como opositores desde antes de la frustrada reforma judicial. Massa tiene buena relación con casi todos los miembros de Comodoro Py. Las reuniones y llamados se intensificaron en los últimos meses, antes y después de las elecciones primarias de agosto que lo dieron ganador.
El principal y más antiguo nexo de Massa con los tribunales federales es el fiscal Guillermo Marijuán, a cargo de la causa por presunto lavado contra Lázaro Báez. Marijuán y Massa se conocieron cuando el entonces titular de la Anses creó la unidad fiscal para investigar delitos cometidos en el marco de la Anses, y Marijuán quedó a cargo. Le pidió el control de los planes jefes y Jefas de Hogar, viajaron juntos a los Estados Unidos y formaron una amistad. Massa ya piensa en el armado de su gabinete como presidente en 2015. De hecho le propuso a Marijuán ser su Procurador General, es decir, el jefe de los fiscales. El tigrense apodó a Marijuán como “Guido”, en referencia a la sede de la Procuración, en Guido 1577. Stornelli y otro fiscal federal. Los fiscales que se acercaron a Massa son los más enfrentados con la jefa de los fiscales que nombró CFK: la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó.
Los jueces federales Claudio Bonadio y Rodolfo Canicoba Corral son señalados por el entorno de Massa como dos de los jueces que más se vincularon con el candidato en los últimos meses. Bonadío es el juez que ordenó la detención del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime en julio pasado por el supuesto robo de dos millones de pesos en el marco de un hecho de corrupción. En breve, debe decidir si procesa al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, por presunto abuso de autoridad. En su entorno, creen que el funcionario pronto tendrá malas noticias.
Massa también tuvo encuentros con el fiscal federal Carlos Stornelli –uno de los pocos que inicia causas de oficio por corrupción contra el Gobierno– y otros fiscales enfrentados con Gils Carbó. Así lo confirmaron fuentes judiciales y massistas. Uno de esos fiscales, quien estuvo a cargo de una causa de alto voltaje político dijo que los encuentros fueron “a título personal”. Además de profundizar las charlas con Bonadio y Canicoba Corral, el intendente de Tigre quiere sentarse con María Servini de Cubría –jueza clave en Comodoro Py, con competencia penal pero también electoral– y con Julián Ercolini, un juez nombrado por el kirchnerismo, respetado por su formación académica y con causas sensibles para el Gobierno. Servini y Ercolini tienen excelente relación con el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti.
Desayunos. En abril, Bonadio llevó a Massa a disertar a la fundación que dirige junto a otros personajes públicos. Se trata de la Fundación de Estudios Políticos, Económicos y Sociales para una Nueva Argentina (Fepesna). En un desayuno en el Hotel Savoy, frente a jueces, fiscales y otros miembros del Poder Judicial, Massa se explayó sobre su programa de seguridad. Su cercanía con Massa refuerza la versión de que está completamente enfrentado al Gobierno K, a pesar de que mantuvo excelente relación con el Ejecutivo hasta la reforma judicial. El juez Canicoba –que instruye la causa AMIA– le restó entidad a esas versiones y dijo a PERFIL: “Lo habré visto en dos o tres reuniones sociales, pero fin de la película. No hay ningún apoyo a su candidatura. Ojalá tuviera esa manija”. Sin embargo, muy cerca de Massa aseguraron que lo consideran un juez aliado y sostienen que hubo reuniones entre ambos. Canicoba, además, está en la lista de jueces con los que Massa quiere sentarse a “evaluar el estado de la Justicia”, aseguraron fuentes cercanas al intendente.