La situación política está tan volátil que es Carlos Reutemann quien marca ahora los tiempos de Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde, convertidos en los grandes electores del peronismo oficialista y del peronismo disidente con vistas a los comicios legislativos de octubre. Esto revela, por un lado, el deterioro del liderazgo político de Kirchner, cada vez más prisionero de los votos que puedan aportarle los intendentes del Gran Buenos Aires. No es, ciertamente, un respaldo ideológico o afectivo: depende de la ayuda económica central y del humor del peronismo profundo. En la otra vereda, Duhalde no aparece en la foto junto a Mauricio Macri, Felipe Solá y Francisco de Narváez, pero eso es casi un truco visual, una mera decisión de marketing.
Bastó que hace casi un mes y medio Reutemann volviera a las pistas con una de sus frases ("Esta vez sí pensaría en ser Presidente") para que se produjera un realineamiento en las dos veredas del peronismo. Por un lado, en el peronismo anti K dejaron de brotar candidatos . El primero que reaccionó fue Duhalde, recordando la actitud dubitativa que se le atribuye al ex gobernador de Santa Fe, quien en 2003 se negó a ser su candidato presidencial. De inmediato, Solá se acercó a De Narváez, alentado por Mauricio Macri. El jefe de gobierno porteño no quiere que Duhalde aparezca públicamente en este armado porque dice que el ex presidente no tiene buena imagen en la Capital, pero en el PJ es un secreto a voces que Duhalde es el principal articulador de esta coalición anti K.
Es que Reutemann es, según coinciden los encuestadores, el mejor candidato presidencial que hoy tiene el PJ. Su punto fuerte es que puede agregar votos entre quienes no son peronistas, sin los cuales el PJ no puede llegar a la Casa Rosada. Claro que, primero, tiene que revalidar títulos en octubre y vencer al socialismo gobernante en su provincia.
Por otro lado, Kirchner intentó adueñarse de la posible candidatura de Reutemann pero tanto él como su esposa, la Presidenta, sufrieron un revés más bien sonoro cuando el senador se negó a integrar la comitiva de Cristina Kirchner por el viaje a España. La razón es muy simple: Reutemann sabe que el vínculo de los Kirchner con la mayoría de los santafesinos está roto, al menos por ahora, y eso se debe a que, como buena parte del país, la economía de Santa Fe está basada en el campo. No le conviene aparecer tan pegado a los Kirchner.
Mientras, los intendentes bonaerenses más lúcidos monitorean el humor de sus bases. Por ejemplo, en La Plata una encuesta le dio al gobierno la semana pasada sólo un 10 por ciento de imagen positiva.
La última reacción de Néstor a estos contratiempos ha sido negar que será candidato a algo por la provincia de Buenos Aires y pedir a los votantes que no la dejen sola a su esposa en octubre. ¿Alcanzará o tendrá que cambiar de idea y ponerse al frente de su tropa para defender a su esposa de un modo más consistente?
(*) Editor Jefe del diario PERFIL