Si el país no fuera la Argentina y él no estuviera tan debilitado, la picardía de Néstor Kirchner no hubiera generado tanto escándalo. “ Para el Jefe, la disponibilidad de 6.500 millones de dólares de reservas del Central es como la primera cuota”, dice su operador personal, habitué de Olivos.
En su libreta de almacenero, efectivamente, el ex presidente apunta otro número: “Los 17.000 ó 18.000 millones de reservas excedentes no pueden estar en el freezer porque, mientras tanto, no tenemos créditos para las PyMEs, no podemos hacer un Banco de Desarrollo, se nos demora la obra pública y no tengo cómo calmar a los gobernadores”, le explicaba la semana pasada el ex presidente al gobernador Daniel Scioli.
Mientras tanto, Martín Redrado se daba el lujo de desafiarlo, incluyendo en su repertorio el viejo y cada vez más aplicado método de la extorsión. Dijo algo así: “Ojo que puedo contar cómo sacaban dólares del país los amigos del poder”, y luego lo desmintió. Pero Kirchner sonrió cuando leyó su bravata el lunes 25 en el diario Clarín: “Se fueron 40.000 millones de dólares del país en dos años y él presidía el Central, ¿o no? ¿Por qué no hizo nada? Sería bueno que ahora lo explique”, se distrajo. Pero al rato volvió a la libreta de almacenero. Y ahí mismo revisó un proyecto de ley de financiamiento a las PyMEs que le acercó el jefe de los diputados kirchneristas, Agustín Rossi.