POLITICA
bajada de linea en futbol para todos

La calle y el mensaje persisten en las preocupaciones del Gobierno

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Este verano de precios abrasadores forzó al Gobierno a ampliar el espectro de sus preocupaciones. A la agenda de urgencias regresó con fuerza aquella bestia que pareció sosegarse a fin de año: la conflictividad social. La voracidad de la inflación en los bolsillos más flacos conspira contra la estabilidad, en un año en que el síndrome del pato rengo se sentirá con vigor. Por ello, Cristina Kirchner ordenó a sus ministros redoblar esfuerzos para empujar hacia abajo las pretensiones gremiales. La directiva se expresó en el abismo que separó la oferta salarial del Gobierno frente a las aspiraciones de los sindicatos de maestros. Pero las reacciones en el ámbito económico van de la mano de los esfuerzos por controlar el mensaje. El diputado Wado de Pedro, la voz de La Cámpora más escuchada por Cristina Kirchner, se apareció la semana pasada en los estudios de Fútbol para Todos para transmitir certezas después de las bochornosas idas y vueltas que caracterizaron las negociaciones frustradas con Marcelo Tinelli. Las transmisiones televisivas del fútbol son una usina de difusión que los jóvenes kirchneristas aspiran a mantener sin fisuras. Para ello cuentan que el verticalismo de Pablo Paladino, el ubicuo coordinador general que en sus inicios duhaldistas juraba lealtad a dirigentes como Hugo Toledo y Carlos “el Tano” Caterbetti, conocedores de los cajones y las cajas del PJ bonaerense. Cuando le preguntan por el culebrón con Tinelli, Paladino argumenta que sólo cumplió órdenes. Primero las emanadas por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que impulsaba un acuerdo con el conductor de ShowMatch, y luego las enviadas por La Cámpora, para dinamitarlo. “En el pasado, se lo ayudó mucho a Tinelli”, recuerda con serenidad y misterio un funcionario para desestimar preocupación por el futuro de la relación. Pero los esfuerzos que debió realizar el kirchnerismo para garantizar que Cristina Kirchner aparezca cobijada por manifestantes el próximo primero de marzo demuestran, sin embargo, que hay tareas que se vuelven más fatigosas a medida que se acerca 2015.