“No le pregunten por el paro”, pedía este viernes Pablo Moyano cuando los periodistas se abalanzaron sobre su padre tras la inauguración de un estadio techado en el Club Independiente. Hugo evitó las políticas. Pero su hijo Pablo –uno de los dirigentes cegetistas que había reclamado con vehemencia una protesta contra el Gobierno– confirmó a PERFIL que tras la huelga del jueves habrá un impasse. “Lo que pase después es responsabilidad del Gobierno, ojalá tomen nota de lo que va a pasar”, explicó el dirigente.
Además confirmó que “se le dará un tiempo prudencial” a las autoridades y que “seguramente el Gobierno va a llamar al diálogo pero eso no sirve para nada” porque, explicó, cuando se han reunido “era para hablar de fútbol o de otro tema, pero nunca de lo que interesa a los trabajadores”.
El resto de los integrantes del consejo directivo coincide en que habrá un tiempo de espera. Algún dirigente comentó en tono de broma que “con un decreto y alguna renuncia” se conformarían. Pero su opinión no es unánime. De hecho, el dato más importante es que no hay un consenso o una hoja de ruta definida aún.
“Estamos concentrados en consolidar la adhesión al paro en las regionales”, explicó a PERFIL el integrante del triunvirato de conducción Héctor Daer. Junto a Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, quienes integran también la dirección tripartita, se dividieron las principales regionales del interior y el Conurbano bonaerense. Incluso los sectores que no adhieren a la CGT, como el Movimiento Argentino de Acción Sindical, que incluye a la estratégica Unión Ferroviaria y los mecánicos del Smata, confirmaron que acompañarán el paro.