El teniente coronel retirado, Bruno Laborde, que admitió que durante la última dictadura militar fusiló a "un terrorista" y a una prisionera que había dado a luz un bebé en cautiverio, seguirá preso por orden de la Corte Suprema de Justicia, que ayer declaró inadmisible un recurso de la defensa.
Laborde contó que en 1977 " dimos muerte a un terrorista, en el campo de La Mezquita" que estaba en Córdoba, en jurisdicción del Tercer Cuerpo de Ejército, y confesó también haber "fusilado" a una prisionera que había alumbrado, en el Hospital Militar de la provincia, un bebé de cuyo destino "nunca supe".
Pese a haberse autoincriminado en al menos dos asesinatos, Laborde impugnó el procesamiento y la prisión preventiva dictados en su contra por la justicia federal de Córdoba, que investiga los crímenes cometidos bajo la órbita del Tercer Cuerpo que comandaba Luciano Benjamín Menéndez.
Los planteos de la defensa llevaron el caso de Laborde a la Corte, que ayer declaró inadmisible un recurso extraordinario con el que Laborde pretendía que quedara sin efecto su procesamiento. "El recurso extraordinario en el cual la defensa cuestiona el pronunciamiento que ordenó el procesamiento con prisión preventiva de Guillermo Enrique Bruno Laborde, resulta inadmisible", dijo la Corte.
Laborde y los tenientes coroneles Orlando Oscar Dopazo y Enrique Aníbal Solari fueron imputados por la juez federal cordobesa Cristina Garzón tras una confesión formulada ante el propio jefe del Ejército, Enrique Bendini, hace tres años.
Una de las víctimas de los tres militares fue incinerada luego del asesinato, contó Laborde, que incluso describió el "olor a carne quemada" que desprendía el cuerpo.