Había intentado casi todo, seguir los pasos de sus padres y estudiar en La Plata, pero no funcionó. Probó con el periodismo deportivo, pero tampoco siguió. La política no parecía interesarle, sin embargo, el hijo de Néstor y Cristina Kirchner está ahora al frente de la “escuelita”. Se trata de un espacio con el objetivo de instruir cuadros políticos, con una marcada tendencia K y dispuestos a “hacer el aguante” en cualquier marcha que se los necesite.
Desde fines del año pasado, Máximo Kirchner está al frente de “La Cámpora”, la agrupación de jóvenes kirchneristas que cuenta entre sus filas con José Ottavis –que tiene despacho en la Casa Rosada-, Juan Cabandié –legislador porteño con excelente llegada al matrimonio Kirchner- y Mariana Gras- directora de Juventud- Ellos lo acompañan en la "escuelita". Están buscando algún lugar en Puerto Madero, cerca de las oficinas de Néstor, pero mientras tanto, Rudy Ulloa Igor, ex chofer devenido en empresario de medios, les presta las instalaciones de su fundación en San Telmo.
Aunque algunos allegados dicen que Máximo no tiene “feeling”, el hijo más grande de la Presidenta enfrenta la tarea de crear una base de sustentación joven para el proyecto de su padre. Y, como no podía ser de otra manera, es el único a quien Néstor Kirchner podía confiarle la empresa.
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