Las presiones que sufrió la familia Graiver para vender sus acciones en Papel Prensa están en debate hoy más que nunca, tras la denuncia que presentó el Gobierno contra directivos de los diarios Clarín y La Nación. Ayer, a ese enredo judicial, se sumó la declaración de Rafael Iannover, testaferro de Graiver, que sembró más dudas que certezas.
Mientras Clarín y La Nación afirman que Iannover ratificó presiones de Montoneros, Tiempo Argentino apunta a aprietes militares. Detrás de todo, se esconde la historia de 17 de los 60 millones de dólares que Montoneros cobró por el secuestro de los hermanos Jorge y José Born.
¿Cómo llegó ese dinero a Montoneros y luego a Graiver? ¿Qué pasó con esa plata? ¿Por qué esos fondos pueden ser la clave del caso de Papel Prensa? El libro Galimberti (Editorial Aguilar), de los periodistas Marcelo Larraquy y Roberto Caballero, desentraña la historia de esos 17 millones que terminaron en manos del banquero, esposo de Lidia Papaleo.
“Hacía 1975, Dudi [así apodaban a Graiver] se había convertido en el principal operador económico y financiero de Montoneros, luego de que empezara a sostener la economía del diario Noticias -que estaba en la ruina- sin pedir nada a cambio”, explica el libro.
La apuesta de Graiver era arriesgada, pero él tenía un sueño. Apostaba a convertirse en el banquero de la revolución o ser el ministro de Economía de un futuro gobierno montonero. La organización estaba por recibir una parte del pago del rescate de Born. El pago se iba a hacer en Ginebra, Suiza, y Graiver hizo una promesa casi irresistible: “Asumir los riesgos de colocar en el mercado internacional un dinero ilícito y además pagar el 12% anual por los intereses, cuatro puntos más arriba de lo que pagaban las entidades bancarias”, relatan los periodistas.
Bunge & Born tenía que entregar el dinero en Ginebra, esos fondos luego se depositarían en un banco local y después serían transferidos a la Banque pour l’Amerique du Sud (BAS), de su propiedad. Graiver había conseguido que un matrimonio amigo alquilara un departamento para los enviados de montoneros a la ciudad europea. Esas personas les habían presentado a gerentes de entidades bancarias suizas.
A cargo de las operaciones estaba Raúl Yaguer, un cuadro de la Conducción que meses más tarde tomaría el Regimiento Militar en Formosa, que comisionó a Raúl Magario, jefe de la secretaría de finanzas, y a "Tonio", un cuadro de San Martín, que sería el encargado de la transferencia. Ambos fueron acompañados por Gregorio “Goyo” Levenson.
Los pagos -fueron dos- se realizaron en el estacionamiento subterráneo de un hotel, de auto a auto. En el departamento, Magario y Goyo se la pasaron contando billetes. Eran todos de uno y dos dólares que la empresa había recaudado en filiales en África. Estuvieron varios días encerrados ordenando fajos y certificando que el dinero no hubiera sido marcado en el mercado bancario. La plata era buena.
Pero en ese momento surgió un problema. Parlamentarios suizos denunciaban la llegada de capitales ilícitos provenientes de Vietman, donde acababa de terminar la guerra. “Es muy probable que si depositan diecisiete millones, el dinero quede inmovilizado”, les explicó el matrimonio amigo de Graiver, afirma el libro. Graiver apareció en escena nuevamente para administrar esos fondos, pero había dudas en torno a sus figura. “Si este tipo llega a quebrar los bancos que tiene en Estados Unidos, la plata no la recuperamos más”, decía Yaguer.
Magario intentó depositar 175.000 dólares en una cuenta que había abierto apenas llegado a Ginebra. La transacción se complicó, el gerente del banco lo hizo pasar a su oficina y le explicó que habian surgido problemas. Dudi Graiver se impacientó, pero no perdió la calma y consiguió una salida al problema. Así lo cuenta el libro: “Se contactó con un banquero húngaro en Ginebra y decidió que los 16.825.000 dólares fueran depositados en las cajas de seguridad de su banco”.
Graiver explicó que los dólares iban a estar unos días ahí y luego llevaría los 16 millones en la bodega de un avión de línea a Estados Unidos. “Parece disparatado, pero es la única manera de sacar la plata de acá”, argumentó Dudi que finalmente logró administrar esos fondos. Meses más tarde, ya en 1976, el banquero falleció en México, como consecuencia de un extraño accidente aéreo.
Desde entonces, se instaló una versión que señalaba que Montoneros había presionado a la familia Graiver para que venda Papel Prensa y le devuelva el dinero en cuestión. El testimonio de Iannover, y las realidades encontradas que presentaron los medios que informaron sobre el tema, no permiten saber qué fue lo que ocurrió.