Pese a no ser ya jefe de la SIDE como en tiempos del gobierno menemista, Juan Bautista Yofre seguiría interesado en espiar gente. Es que el otrora funcionario está siendo investigado por la Justicia como responsable de un grupo dedicado a hackear los e-mails de políticos, periodistas y famosos, con el fin de vender luego informaciones surgidas de esos mensajes.
Según revela la revista Noticias en una investigación especial publicada este viernes, entre las principales víctimas de las "pinchaduras" estaría nada menos que la presidenta Cristina Fernández, además de otros importantes funcionarios como Alberto Fernández, Jorge Taiana, Daniel Scioli y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti.
En la lista de supuestos espiados que manejan en el despacho de la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, a cargo de la investigación, figuran también algunos de los principales empresarios periodísticos del país, como Héctor Magnetto, Daniel Hadad, Bartolomé Mitre y Jorge Fontevecchia.
Entre los personajes de la farándula cuyos mails habrían sido hackeados, en tanto, estarían entre otros Gerardo Sofovich, Susana Giménez y Carolina "Pampita" Ardohain.
Diversos allanamientos habrían permitido comprobar no sólo la relación entablada a estos efectos entre Yofre y el ex agente de la SIDE Iván Velázquez -con quien a su vez estaría vinculado Aníbal Fernández-, sino también la venta de información sustraída de las casillas en cuestión a periodistas, empresarios y militares por montos de entre 200 y 800 pesos.
De acuerdo con una fuente consultada por Noticias, algunos datos podían incluso costar 5000 pesos "por su relevancia". No obstante, la información no siempre era al parecer veraz: según la Justicia, la banda no sólo se encargaba de interceptar y distribuir datos, sino también de adulterarlos para generar "un clima de desestabilización".
Ello se desprendería de un mail en el que un usuario denominado "Tata" pide a otro con el nick "Iván" la "gauchada" de mandar una encuesta "retocada" para "hacer acción psicológica", y agrega: "Así nos divertimos un rato". Sin dudas, una diversión más que peligrosa.