Será la UNASUR una nueva excusa para crear otra megaburocracia para políticos desocupados? La validez del interrogante está dada a partir de lo que han consignado los medios de prensa, a partir de que el presidente de Ecuador, Rafael Correa y su par argentina, Cristina Fernández de Kirchner, habrían considerado la posibilidad de ofrecerle al ex presidente Néstor Kirchner la titularidad de la Unión Sudamericana de Naciones (UNASUR).
Una respuesta afirmativa podría obtenerse a la luz de la experiencia del Mercosur. En efecto, además del presupuesto de novecientos mil dólares y los jugosos sueldos de sus autoridades, otros datos interesantes sobre la burocracia mercosuriana fueron aportados recientemente por el embajador Nelson Fernández, quien se desempeñó como director del área Mercosur de la Cancillería uruguaya.
En declaraciones al semanario "Búsqueda" de Montevideo, el diplomático uruguayo afirmó que "En la institucionalidad actual del Mercosur, que siempre se fue muy cuidadoso en que no creciera, hay órganos decisorios que son los creados por el Protocolo de Ouro Preto, subgrupos de trabajo, que colaboran con el Grupo de Mercado Común en su tareas y comités técnicos".
Sin embargo, Fernández señala también que "se empezaron a crear reuniones especializadas en varios espacios: Reunión especializada de la mujer, reunión de la juventud, de agricultura familiar, turismo, de las cooperativas, de cine y las audiovisuales, etc.".
A lo anterior, Fernández le agrega que se han sumado la creación de "institutos del Mercosur que tienen determinadas autonomías, sedes en diversos lugares, propuestas de estructura de personal, presupuestos en decenas de miles de dólares, etc., y que además no tienen funciones claras... los diversos institutos están planteados con presupuestos de hasta 300.000 dólares", advirtió el diplomático oriental.
También recordó que "estas propuestas contradicen aquella primera definición de no crear una burocracia del Mercosur, lo cual se cumple en el caso de la Secretaría Administrativa con sede en Montevideo, que solamente tiene 24 funcionarios para apoyar todo el andamiaje del bloque".
El propio titular de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, el ex vicepresidente de la Argentina, Carlos "Chacho" Álvarez, apenas asumió lanzó nuevas ideas para una creciente burocracia mercosureana, anunciando la necesidad de la creación de la Escuela Regional de Administración Pública, un Observatorio Energético y un Centro Especializado en Biotecnología.
Pero más allá del voluntarismo político de pretender crear un organismo para solucionar cada problema, lo curioso es que Álvarez advierte que se necesita "gente formada, (ya que) tenemos un déficit de burocracia para llevar a la práctica las decisiones que tomamos" cuando en la función pública argentina y del resto de los países del Mercosur no se aplican criterios meritocráticos; es decir, el acceso a los cargos por idoneidad y mediante concursos públicos, sino que se apela al amiguismo y acomodo político.
A tal punto es así que cuando se creó el Parlamento del Mercosur se estableció expresamente la designación por concurso de sus empleados, algo que ya se está violando, pues "los argentinos y brasileños se repartieron todos los cargos", según confesó reservadamente un influyente legislador uruguayo del Frente Amplio.
Pero la burocracia mercosuriana no se acaba en el propio ámbito de la sede oficial en Montevideo, sino que se extiende a cada país con organismos de diversos tipos dedicados al bloque regional: secretarías o direcciones en Ministerios nacionales y provinciales, comisiones en el Congreso de la Nación Argentina y legislaturas provinciales, etc.
En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, existe una irrelevante Comisión del Mercosur de la Cámara de Diputados, presidida por Osvaldo Mercuri, que cuenta con sus respectivos empleados y una fastuosa sede instalada en una mansión platense.
En definitiva, alrededor del Mercosur se han creado empleos públicos privilegiados, desde Autoridades Superiores hasta Secretarios, Directores, Asesores, etc., quienes son los únicos ganadores por la existencia del bloque y seguramente la UNASUR replicará esa burocracia.
Mientras tanto, varios de los líderes regionales hablan demagógicamente de la redistribución del ingreso, olvidándose de empezar por casa; o sea, eliminando cargos y organismos de dudosa utilidad para, en su lugar, asignar ese gasto en necesidades sociales más urgentes.
(*) Presidente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL). Fuente: DyN