Tras escuchar el discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, los miles de manifestantes que ayudaron a la mandataria a tener su propia Plaza de Mayo se desconcentran tranquilamente por Diagonal Norte y Diagonal Sur, haciendo sonar sus bombos, redoblantes y bombas de estruendo.
El viento y la lluvia de la tormenta que se ciñe sobre la ciudad los atrapó a mitad del camino, pero la refrescada cayó como un alivio para la embravecida muchedumbre que desde temprano, cuando el sol pegaba fuerte, esperaba, ansiosa, la palabra presidencial. No hubo incidentes en la movilización y desconcentración: la fiesta kirchnerista fue en paz.