Cuando en marzo los 520 trabajadores de la ex Mahle tomaron la planta fabril de Rosario reclamando la atención de los gobiernos, desfilaron toda clase de políticos repletos de promesas. Aunque los funcionarios nacionales que se ocuparon del tema fueron el ministro de Trabajo Carlos Tomada y la ministra de Producción Débora Giorgi, nadie contaba con que la “mano negra” del secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno estaba lista para actuar, y trajo a escena a Ramiro Vassena, un ex carapintada que se hizo cargo del negocio familiar y se convirtió en autopartista.
Dueño de una fábrica en Brasil denominada Europarts, Vassena fue el único empresario que aceptó las magras condiciones de compra impuestas por una Malhe que no pensaba ceder los activos claves de la compañía, como la marca de aros de pistón Perfect Circle, principal razón por las que empresarios de alto prestigio pero sin amigos oficialistas, como Norberto Taranto, rechazaron al compra de la industria. Es que la planta rosarina de Malhe no fue reacondicionada desde los años ´70, y su antigua maquinaria vale poco en el mercado, por lo que su verdadero capital es la marca que tiene una importante cartera de clientes en el mundo y que los alemanes se niegan a entregar en el paquete.
De la mano de Moreno, Vassena fue una pieza clave de un plan que incluía a la propia Presidenta Cristina Fernández, y que consistía en la reactivación de la planta fabril con sus 520 empleados trabajando a pleno, dirigidos por un Vassena que confiaba en los favores del Gobierno para ser el beneficiario de una serie de créditos que sumaban una cifra que ronda los 40 millones de pesos. La fábrica se reabriría antes de las elecciones legislativas de julio, y su inauguración estaría a cargo de Cristina Fernández, convirtiendo una profunda necesidad de reactivación productiva y mantención de puestos de trabajo en una puesta de escena vacía destinada al más burdo proselitismo. Todos los componentes cocinaron un verdadero caldo gordo electoral: un empresario sin escrúpulos, un cuadro fiel al kirchnerismo como Moreno, un crédito millonario, y una rimbombante inauguración en el calendario electoral.
Pero no todo salió como estaba planeado, ya que las autoridades del Banco Nación negaron el crédito que solicitó Vassena, asegurando que no cuenta con las garantías necesarias para acceder a la cifra millonaria que habilitaría la movida. A raíz de una fuerte interna contra el secretario de Comercio, la estrategia de Moreno se hizo pedazos estrepitosamente.
De aquella aventura sólo quedan algunos rastros en internet. Introduciendo el nombre de Vassena en You Tube, se puede ver un video fechado el 3 de junio, donde el propio empresario asegura a los trabajadores que “el Gobierno nos va a ayudar” para poner en marcha nuevamente la planta, que “ayer firmamos el acuerdo para tomar el control de la compañía” y que -con un ejemplar cinismo- “soy un humilde servidor de la clase trabajadora”. También quedan los artículos de los medios que, haciendo gala de un optimismo poco cauteloso en un tema tan sensible, anunciaron que Vassena ya había adquirido la planta y que en pocos días más volvería a fabricar aros de pistón.
Inexplicablemente, cuando la interna con Aníbal Fernández complicó su aterrizaje como “administrador” de Mahle, Moreno retomó conbtacto telefónico con Vassena, intentando tentarlo nuevamente para que se haga cargo de la fábrica.
* Especial para Perfil.com