Mauricio Macri y su gabinete evaluaron como un “problema judicial” la situación que atraviesa Hugo Moyano, a solo días de la marcha del 21F convocada por el camionero, e intentaron desdramatizar la situación política que atraviesa el Gobierno en plena pelea con un sector del sindicalismo.
La evaluación formó parte de las extensas reuniones que se dieron, desde el jueves y hasta pasado el mediodía de hoy, entre el jefe de Estado y sus ministros en la residencia de Chapadmalal.
Si bien el caso Moyano no fue excluyente, formó parte de los diálogos entre los funcionarios. Con el mar como fondo, Macri planteó que el mayor problema que enfrenta el líder sindical no es su batalla con el Gobierno sino con la Justicia por distintas investigaciones, desde irregularidades en el manejo de la obra social de Camioneros hasta desmanejos en Independiente.
El análisis político que realizó el gabinete se concentró en la coyuntura política y se apuntó que dejar atrás a Moyano forma parte de “un cambio cultural”, en palabras del propio presidente. “Somos los representantes de un cambio que nació en 2015, y es un cambio cultural”, les dijo a sus ministros, según pudo reconstruir PERFIL.
Pasado el mediodía, el secretario General de la Presidencia, Fernando de Andreis, se había expresado sobre la marcha del 21F: “Nosotros estamos planteando un modelo de generación de empleo, productivo, que incluya a todos e interactúe con el mundo, y para eso no hay lugar para las extorsiones, las mafias, las amenazas y los aprietes”.
Para el Gobierno será central esta semana apostar a que “fracase” la marcha del sindicalismo. Pero no en cuanto a la cantidad de gente convocada sino por el vaciamiento que viene propiciando la Casa Rosada en lo que refiere a apoyos de otros gremios. Uno de los argumentos centrales para convencer sindicatos fue que, dado el contexto, iban a quedar “pegados” con el kirchnerismo, que como una parábola política salió masivamente a apoyar la marcha de Moyano.
Durante la mañana de ayer, 12 de los 22 ministros expusieron, durante cinco minutos cada uno, sus desafíos hacia el 2019 y sus planes de Gobierno. Pero, a diferencias de otras oportunidades, no hubo ni Power Points ni presentaciones pompososas de las que tanto le gustan al macrismo, sino que cada ministro hablaba de sus anhelos y propuestas de manera informal. De hecho, algunos funcionarios en la semana habían pedido “machetes” con los ejes de gestión a sus asesores.
Lejos del enojo que se podía anticipar con algunos funcionarios, Macri les dijo que ve un “gabinete armónico” y los invitó a seguir “trabajando en equipo”, en particular dado que gran parte de los planes de Gobierno suponen la interacción de varias áreas.
En este marco, el retiro también sirvió para limar algunas asperezas, en particular de varios ministros, que no les gustó nada el caso de Jorge Triaca, salpicado por el escándalo de la empleada Sandra Heredia y los nombramientos de sus familiares que terminaron con el decreto que los excluyó.
En conferencia de prensa, el propio Macri se mostró conforme con el encuentro. “Planteamos lo que esperamos hacer en conjunto con el equipo y con la sociedad. Será un 2018 que se presenta como bueno y encarando transformaciones con el mandato de cambio que esperamos que involucre a más argentinos. Si en 2017 logramos crecer, bajar el gasto, los impuestos y la inflación, 2018 pinta para más de eso”, dijo.