La renuncia del comisario general Enrique Capdevila a la jefatura de la Policía Federal generó una nueva “crisis de representatividad” en la desgastada fuerza y acelera la cuenta regresiva de Nilda Garré en la conducción del Ministerio de Seguridad.
Los comisarios aseguran que “no hay capacidad operativa” para frenar “un desborde” de manifestantes, como sucedió el miércoles entre los hinchas del club Boca Juniors en la zona del Obelisco.
Al malestar de la fuerza se sumó un nuevo ingrediente cuando ayer circuló un radio interno que elevó el jefe de administración a la jefatura de la policía en el que recomienda advertir al Ministerio de Seguridad que no hay fondos para pagar los aguinaldos. Los uniformados creen que, al igual que el mes pasado, el cobro de los adicionales también se retrasará.