Las Madres de Plaza de Mayo eran en 1977 mujeres de diferentes clases sociales: madres de amas de casa, profesionales, que no se conocían entre sí. Al principio no hubo ningún tipo de división entre los dos grupos. Estaban todas unidas. Se agruparon con sus diferencias, pero con un objetivo en común. Por un lado estaba el sector de Azucena, por otro lado el de Antokoletz y también las de Bonafini, que llegaron desde la La Plata.
En 1980, cuando viajé a Oslo a recibir el Premio Nobel de La Paz, me acompañaron Hebe y Nora Cortiñas. Eso simbolizaba que por entonces las dos estaban unidas.
¿Por qué se separaron? En síntesis, entre los dos agrupaciones había distintos enfoques, visiones, y, sobretodo, liderazgos. No fue sólo una distancia principista. Las formas, las concepciones de los distintos grupos eran distintas. Después, esas diferencias se fueron agudizando con el retorno de la democracia. El grupo de Hebe no quería hacer reconocimiento de restos de los desaparecidos y se aferraron a esa posición.
En 1985, la Asociación que reunía a todas decidió que no iba a hablar con otros organismos de Derechos Humanos. Tenian criterios propios que no coincidían con el resto, como la oposición al Juicio a la Juntas o la Conadep. Aclaro: yo también me opuse a la Conadep.
Eso inició las diferencias. El grupo de Bonafini radicalizó una posición más, podríamos decir, combativa. Hebe siempre fue más radical y la Línea Fundadora más dialogante. Esas diferencias se agudizaron hasta hoy.
En 1986, María Adela Antokoletz y la misma Nora Cortiñas decidieron separarse del grupo de Bonafini y recuerdo con me vinieron a verme. "No tenemos adónde ir", me dijeron. El cambio de las madres no sólo fue la separación, sino que habían contenidos que fueron desaparaciendo. Por ejemplo, antes las Madres y otros organismos hermanos marchaban contra el pago de deuda externa. Eso ya no existe más.
Más que el protagonismo de Hebe, debo debo añadir que había posiciones políticas diferentes. El grupo de Hebe no quería consultar a otros organismos y cortó relaciones. Pero cada una de las asociaciones fue por su lado. No hubo confrontaciones en todo este tiempo.
En cuanto a Hebe de Bonafini, hay que recordar que ella marchaba con todos y desde 1986 lo hizo aparte de los organismos de Derechos Humanos. Hebe es una líder natural con una presencia y personalidad. Desde el primer momento se perfiló su liderazgo y no coincidía con otras que pensaban en algo más participativo.
Azucena Villaflor, desaparecida, también era una líder natural, al igual que María del Rosario Cerruti, que también se separó de Hebe y de Línea Fundadora. Olga Vélez en Tucumán también. No es que estaban enfrentadas: habia una visión política distinta de como lograr los objetivos y las posiciones sobre la Ley de Obediencia Debida, Punto Final y luego su postura sobre el menemismo.
¿Está olvidada la Línea Fundadora? No creo eso. La Asociación de Madres de Bonafini tuvo mas repercusión y Hebe más presencia, pero la Línea Fundadora sigue trabajando intensamente. La gente las valora. Ahora, dentro de éstas hay sectores que apoyan al Gobierno y otros que no, las que quieren mantener la independencia.
(*) Adolfo Pérez Esquivel albergó a la Madres fundadoras en un edificio anexo de su sede del Serpaj entre 1986 y 1996.