En diálogo con Perfil.com, el autor de “Doce Noches. 2001. El fracaso de la Alianza, el golpe peronista y el origen del kirchnerismo” retoma la discusión sobre la política de derechos humanos K y cómo surgió la idea de reivindicar los ´70, endulzar a los organismos de DDHH y posicionar a Hebe de Bonafini como “la madre de todas las madres”. Pocos periodistas se animaron a ir al meollo de la cuestión. La clave, según Reato, está en Verbitsky, nombre que ya Laura Di Marco había investigado en su última obra y, con menor profundidad, hice en “En el negocio de los Derechos humanos” hace tres años. Pero Reato fue más allá y consiguió que el propio titular del CELS hablase sobre su influencia en los gobiernos peronistas del siglo XXI. Primero fue con Adolfo Rodríguez Saá con quien el autor de “Robo para la corona” le presentó un proyecto político en materia de derechos humanos.
Reato explica que “era un símbolo contra la corrupción menemista, era un periodista estrella en “Día D” de Jorge Lanata y acababa de asumir como Presidente del CELS”. Agrega que “Horacio conocía mucho al “Alberto” Rodríguez Saá y eran amigos, es más, según Miguel Wiñazki autor de una biografía sobre el ex candidato a Presidente, ellos se frecuentaban”. Según las confesiones de Verbitsky, “siempre había simpatizado con los Saá, que se habían opuesto a proyectos claves del menemismo como, por ejemplo, la reforma constitucional”. Pero, según Reato, “es a través de Alberto que Verbitsky llega a Adolfo y le ofrece ser subsecretario de Derechos Humanos. Es así que en mi libro afirmé que Néstor y Cristina Kirchner fueron “aprendices del Adolfo”.
Pero el autor de “12 noches” agrega una información exclusiva: “Verbitsky me cuenta que rechazó ese cargo pues se quería quedar en el CELS, pero propone a Jorge Taiana y lo nombran”. Sin embargo, el periodista de Página/12 no se quedó allí. Según las confesiones que le hizo Verbitsky a Reato, también “propuso al frente de Cultura a Teresa González Fernández, que era la mujer del gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá con muy buena relación con el periodista. No se quedó allí. También impone al secretario y virtual ministro de Justicia, Alberto Supi, que era abogado del CELS”.
Según Reato, “la influencia era mayúscula, tal es así, que el primer día hábil del gobierno de Saá, es visitado en la Rosada por Eduardo Duhalde. Es el propio Duhalde quien le relata una imperdible anécdota a Reato: “¡Adolfo! Recién lo vi a Verbitsky esperándote para verte, ¿qué hace este bicho acá?” Pero el Adolfo suavizó al futuro Presidente de la Nación contándole de las grandes ideas que tenía el influyente periodista en su naciente gobierno. “El Alberto lo trajo, el Alberto me lo recomendó” concluyó el Presidente por tan solo una semana como si fuese un niño caprichoso. Reato recuerda que ese día “recibe a las Madres de Plaza de Mayo por primera vez entra Hebe al despacho presidencial. Sale contentísima. Influencia de Verbitsky e intuición de Saá que es una persona muy inteligente que se dio cuenta que había un nuevo consenso social que incluía una demanda que era el juicio y castigo a los violadores de los derechos humanos durante la última dictadura”. El director de Fortuna insiste: “Todo lo que es intuición en el Adolfo será política concreta con Néstor Kirchner siempre con el mismo asesor: Horacio Verbitsky”.
Reato sostiene que, según Verbitsky, “él había criticado a Kirchner por su amistad con las pretroleras, entonces cuando Néstor gana la elección del 2003 recibe un llamado de parte del Presidente. El que lo llama es el encuestador Artemio López que le dice ‘el presidente electo quería charlar con él pero temía que no le atendiera el teléfono’. La respuesta fue rápida: ‘¿Cómo no le voy a atender el teléfono? ¿Cómo no voy a ir a charlar?’ Primero arreglaron las aristas sobre el pasado menemista del ex gobernador santacruceño y sobre los rumores de una amnistía con los militares: ‘Eso no ocurrirá nunca, yo soy partidario de investigar’”.
Así empezó el romance entre “el periodista” y el presidente. Según las confesiones de Verbitsky a Reato: “Fui yo quien propuse a Bendini al frente del Ejército, tuve la idea de descolgar los cuadros del colegio militar, fui yo quien propuse el destino de la ESMA, propuse los cambios en la Corte Suprema de Justicia y muchas cosas más”.
Lo paradójico de la génesis de la política de derechos humanos K es que el otro símbolo que asegura influyó en Néstor detesta a Verbitsky. Se trata de Hebe de Bonafini que, según Reato, “siempre lo acusó de ser muy amigo de EEUU”. Más aún, esa política terminaría golpeando las puertas de los cuarteles de un denunciado por haber cometido delitos de lesa humanidad como César Milani. El General de Cristina.
Por último, Reato recuerda que "Kirchner convenció al escritor Horacio González que Hebe debía ser la elegida como "la madre de las Madres" por su lucha y ser combativa a la política menemista". Otra paradoja más del kirchnerismo que respaldó, durante los noventa, al neoliberalismo del riojano más famoso.