Antes de conocer la condena a cinco años y seis meses de prisión, el ex empresario Enrique Piana fue el único de los cuatro acusados que pidió utilizar el derecho de dirigirse al tribunal. En su descargo, el detenido hizo un insólito mea culpa utilizando las siguientes frases:
"Quiero pedir perdón a mis hijos, a mi familia y a la sociedad, porque la Argentina no se merece lo que nosotros hicimos", dijo y agregó: "No está bien cagarse (sic) en todos".
"Rifé 15 años de mi vida para tener un Mercedes Benz".
"Me hago responsable, soy contrabandista, pero no soy el jefe de la organización".
"En los Estados Unidos -donde también fue juzgado- me declaré culpable y me fue bien".
"Volví a la Argentina para terminar con esto, harto de comprar a funcionarios y a la Aduana".
"Mi abogada dijo que si hacía esto me iban a cocinar al horno" porque acá (en la Argentina) todos dicen "yo no fui", pero que él prefirió "asumir el riesgo" para estar "espiritualmente" bien.
"Pato de la boda no, asesino en serie no; soy parte -acotó Piana- de la 'Mafia del Oro'", dijo parafraseando a un ganster con el que dijo se cruzó en una prisión de los Estados Unidos.
"Hubo funcionarios públicos, empresarios extranjeros y argentinos, todos corruptos, que salvajemente robaron dinero al Estado".
"No hace falta matar gente", enfatizó Piana para desvincularse de las agresiones al fiscal Pablo Lanusse (que participó de la investigación) y a miembros de su familia. "Tengo un montón de defectos, pero no tengo nada que ver con esos ataques".
Antes de concluir sus "últimas palabras" previas al veredicto, Piana también pidió disculpas al coprocesado Suárez Anzorena porque "no le advertí -aclaró- que esto era ilegal. No sé cómo la fiscalía y la querella no se dieron cuenta (y lo acusaron), pero meterlo en esto es como traer a juicio al cadete de Casa Piana".
"Estoy arrepentido", pero "creo que me merezco una segunda oportunidad y ojalá me la den", concluyó Piana.