Casi 5 y media de la calurosa tarde del miércoles 12. Roberto Lavagna (70) está de buen humor, pero algo fastidiado por la marcha de los hinchas de Boca Juniors y el caos del centro porteño. “Por lo menos ellos tienen algo para festejar”, ríe, resignado. Tiene su lógica: es hincha de Independiente, uno de los grandes del fútbol vernáculo comprometido con el descenso.